Este miércoles comenzó el juicio a Alejandro Vallejos, el policía que el 3 de abril de 2015 entró a los tiros al McDonald's de Pellegrini y Corrientes y sembró terror entre los comensales. Ocho testigos prestaron declaración. La fiscal lo acusó de homicidio agravado en grado de tentativa y portación ilegítima de arma de fuego y pidió siete años de prisión.

Según publicó El Ciudadano, la fiscalía pidió prisión efectiva y la defensa negó la imputación basada en que el efectivo actuó bajo emoción violenta porque se encontraba alcoholizado, había sido humillado durante la riña y estaba amenazado por un clan de zona oeste.

Aquel viernes 3 de abril, la balacera se desató a las 6.30. Vallejos ingresó al negocio, pistola en mano y fue en busca del hombre con quien había discutido poco antes. Tenía carpeta médica y no podía portar armas. En el local había unas 60 personas, la mayoría jóvenes que salían de bailar (ese viernes era feriado puente por el 2 de abril).

En el primer día del juicio testigos explicaron esa secuencia. El abogado de Vallejos, Sergio Casas, reconoció luego que al citado diario que su cliente disparó para “amedrentar y asustar” pero no para matar.

Por eso rechazó la teoría de la fiscal Marisol Fabbro de que el policía, tras la pelea, fue a buscar la pistola a su auto y volvió al local a los tiros con intenciones de matar.

Finalmente, Casas explicó que Vallejos estaba armado ilegalmente porque sufría amenazas por parte de un clan de zona oeste. El mismo argumento brindó el propio policía en la audiencia tras referir que sufrió balaceras en el frente de su vivienda de los mismos agresores que agredieron a su hermana, también policía, y amenazaron a su hija.