Es común en Rosario ver cordones, columnas, paredones pintados de azul y amarillo o de rojo y negro, en obvia competencia entre los hinchas de los dos principales clubes de fútbol de la ciudad, Central y Newell’s.

Pero esta vez se les fue la mano a un grupo de hinchas de la Lepra, que pintaron de rojo y negro nada más y nada menos que la estatua de Alberto Olmedo ubicada en el parque Norte, en Rivadavia y Rodríguez.

La estatua, que muestra a Olmedo sentado en un banco como si aún viviera en Pichincha, su barrio natal, se convirtió desde que fue inaugurada no sólo en un atractivo para turistas sino también para muchos rosarinos que corrieron a sacarse una foto con el Negro.

Ahora, la estatua deberá ser restaurada, tarea que seguramente no resultará nada fácil.