El último operativo, llevado a cabo el domingo por fuerzas de los Estados Unidos, logró la liberación del capitán norteamericano Richard Phillips.

Un pequeño grupo de francotiradores emprendió fuego contra los captores y mató a tres de los piratas somalíes, tras determinar que Phillips afrontaba un "peligro inminente".

A esta liberación hay que sumar que el pasado viernes una misión francesa logró otro rescate de un yate con rehenes.

Los últimos acontecimientos despertaron temores de un aumento de la violencia en las rutas marítimas frente a la costa del país del Cuerno de África, en donde grupos de piratas desafían cada día a las patrullas de las fuerzas navales extranjeras.

Según publica el portal español El Mundo, un pirata de la zona manifestó: "Nosotros no matamos, sino sólo tomamos rehenes. Desde ahora haremos cualquier cosa si vemos a un francés o a un norteamericano".

"Esto no nos impedirá volver a secuestrar", relató.

Las pandillas de piratas generalmente tratan bien a sus secuestrados, ya que esperan conseguir miles o millones de dólares en rescates. Los episodios más violentos han venido por parte de grupos ocasionales.

"Nos vengaremos", insistió otro pirata de Aden, en el pueblo Eyl, un refugio para piratas en la costa este de Somalia.

Algunos expertos temen ahora una reacción tras estas actuaciones. Los piratas sabrán desde ahora que cualquier cosa puede pasar.

La piratería es un negocio lucrativo en Somalia, en donde las pandillas han ganado millones de dólares en rescates, despilfarrándolos en viviendas, autos y bienes lujosos.

Después de una caída en la actividad a principios de este año, los piratas han contraatacado.

Actualmente tienen capturadas a más de una decena de navíos con aproximadamente 260 rehenes, de los cuales unos 100 son filipinos.

La noticia sobre la captura del capitán Richard Phillips ha volcado la atención internacional sobre el fenómeno de la piratería, que ha elevado los costos de los seguros en las vías marítimas estratégicas donde los buques de guerra patrullan.