Miles de personas marcharon este sábado en Rosario y otras ciudades argentinas por la despenalización del cannabis, pedir por su uso medicinal y recreativo, además de la regulación estatal de los estupefacientes, en el marco del día de la Marcha Mundial por la Legalización de la Marihuana.

Los organizadores locales del movimiento montaron una radio abierta en la Plaza San Martín, desde donde partió la marcha. 

"¡Autocultivo ya! No más presxs por la planta", reclamaba la pancarta al frente de la columna que avanzaba por Córdoba y Paraguay a las 17.30, con muy buena afluencia de personas.

La marcha que se realizó de forma simultánea en ciudades del mundo busca sacar de la ilegalidad a quienes consumen la planta de cannabis. Este año se hizo particular hincapié en el uso medicinal. El objetivo es terminar con la criminalización y persecución de usuarios y cultivadores.

Una columna de unas siete cuadras llegó al Parque Nacional a la Bandera, donde había recitales y un cierre programado a la noche.

La Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec) apuntó contra "la falta de políticas públicas para abordar el fenómeno de las drogas", y pidió una nueva ley de drogas "que no criminalice el consumo".

"Pedimos por la despenalización y regulación estatal de todas las drogas ilegales y no solo de la marihuana, para terminar de una vez con el narcotráfico", enfatizó el presidente de Arec, Pablo Ascolani.

"El aceite de cannabis –le dijo el dirigente a Télam– tiene cada vez más usuarios que no disponen de otra forma de mejorar su calidad de vida, por eso la ley tiene que contemplarlos".

Historias detrás del reclamo

En Buenos Aires, jóvenes y familias junto a organizaciones sociales, sindicales y políticas de concentraron desde las 13 en la Plaza de Mayo donde muchos se sentaron en rondas a compartir cigarrillos de marihuana a la espera del inicio de la movilización.

Una joven de 20 años, Natalia, quien llegó desde Ramos Mejía con su novio y su hermana dijo a Télam que “muchos de los que estamos acá decidimos venir porque entendemos que ya no se puede sostener la hipocresía sobre fumar porro; el tabaco y el alcohol matan más gente que la marihuana y sin embargo son legales”.

“Si no van a legalizar el comercio de la marihuana al menos deberían despenalizar el cultivo para que cada uno pueda tener sus plantas sin miedo a que caiga la policía en la casa por la 'botoneada' de un vecino”, agregó.

Martín, de 38 años y oriundo de Malvinas Argentinas, consideró que “el Estado tiene que despenalizar el cannabis y regularlo, en casa nosotros tenemos la posibilidad de tener un cultivo propio al que le conocemos de dónde vinieron las semillas, en dónde las plantamos, con qué las fertilizamos y que abono usamos con lo que tenemos unas flores de calidad y estamos seguros que no tiene tóxicos; pero los que tienen que terminar comprando prensado en cualquier lado se fuman algo que no saben bien qué es y que les puede 'pegar mal'”.

“Si no quieren legalizar la venta de marihuana al menos deberían despenalizar el cultivo por motivos sanitarios, siempre va a ser más sano fumar lo que uno cultivó y también se desalentaría el comercio ilegal, pero se ve que es un negocio que no quieren tocar”, completó.

Los reclamos de las organizaciones en esta nueva Marcha Mundial de la Marihuana apuntaban a "la despenalización y regulación estatal de todas las drogas ilegales empezando por el cannabis, para terminar definitivamente con el narcotráfico, el cese inmediato de las detenciones a cultivadores y usuarios de drogas, y el reconocimiento de las libertades individuales y actos privados".

También pidieron recursos públicos para investigar los usos terapéuticos del cannabis e industriales del cáñamo y la formalización de las Asociaciones Cannábicas y Clubes de Cultivo.

En febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó que se elimine el cannabis del listado más restrictivo de la convención sobre drogas de 1961, según un documento difundido en su página oficial, donde consideró que mantenerla como “sustancias dañinas y con beneficios médicos limitados” implicaba "restringir gravemente el acceso y la investigación sobre posibles terapias derivadas de la planta”.