El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió este jueves a los altos directivos de empresas reunidos en Ginebra para la cumbre del Global Compact que, para que sus firmas gocen de un crecimiento sostenible, deben reforzar su legitimidad y ofrecer a "los excluidos la oportunidad de mejorar sus vidas".

Con ese llamamiento, Ban inauguró la cumbre del Global Compact (también llamado Pacto Mundial), en el que participan más de 800 empresarios y directivos de algunas de las compañías más poderosas del mundo, quienes debatirán hasta mañana la mejor manera de incorporar a sus negocios los principios de respeto a los derechos humanos y a las normas laborales y la protección del medio ambiente.

"El poder implica responsabilidad y para que las empresas puedan conocer un crecimiento sostenible, deben suscitar más confianza y legitimidad", recalcó el responsable de la ONU, quien recordó que, en ocasiones, "la innovación y el espíritu empresarial chocan con la explotación, la corrupción y la desigualdad de ingresos".

La iniciativa Global Compact nació en 2000 con la participación de 47 empresas y ahora cuenta con 4.000 firmas asociadas en 116 países, que se han comprometido de manera voluntaria a aplicar la ética social y ecológica en sus actividades, lo que se conoce como "responsabilidad social corporativa".

En la inauguración de la cumbre, la intervención de Ban precedió a las de representantes emblemáticos del sector privado, la sociedad civil y las organizaciones sindicales: el presidente de Coca Cola, Neville Isdell; la secretaria general de la ONG Amnistía Internacional, Irene Khan, y su homólogo de la Confederación Internacional de Sindicatos, Guy Ryder.

Isdell reconoció que la escasez de agua es uno de los desafíos más urgentes que deben enfrentarse y destacó las medidas que su multinacional ha adoptado para contrarrestar ese problema a través de acciones de protección del medio ambiente y de apoyo a las comunidades afectadas.

"El momento de los debates abstractos ha pasado. Las empresas deben convertirse en agentes de transformación", ya que cuentan "con recursos y talento" para ello y porque "está en su propio interés", dijo el máximo directivo de Coca Cola.

En representación del sector crítico al Global Compact, la responsable de Amnistía Internacional lamentó que después de siete años de existencia el pacto siga siendo una plataforma basada en el voluntarismo de sus miembros y que carezca de un mecanismo para controlar el cumplimiento de sus compromisos.

Khan reconoció que hay empresas dispuestas a aprender y a mejorar su desempeño en el ámbito social y ecológico, pero también cuestionó la presencia de otras firmas que "creen que pertenecer al Global Compact les da cierto estatus sin importar lo que hagan", lo que perjudica ese esfuerzo colectivo.

Isdell se adelantó a las críticas sobre el carácter voluntario de la iniciativa y, al respecto, dijo en su discurso que "los gobiernos pueden hacer que las empresas cumplan sus obligaciones, pero no pueden crear responsabilidades adicionales".

Por su parte, el sindicalista Ryder dijo que la realidad es "incómoda" para muchas empresas que impiden que sus empleados ejerzan sus derechos, en tanto que denunció que hay "industrias que gastan millones en evitar que los sindicatos representen a los trabajadores".

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, reconoció los "límites de los compromisos voluntarios" y planteó "repensar el funcionamiento y las modalidades del Global Compact".

Fuente:EFE