El 14 de febrero de 1988 Carlos Monzón asesinó a Alicia Muñiz. A 30 años del femicidio, la instalación de un monumento al boxeador en la costanera santafesina resiste una polémica. ¿Puede un femicida tener semejante homenaje a pesar de sus logros deportivos? ¿Cuál es el significado simbólico de su presencia y la de otras esculturas para el transitar de la mujer en la ciudad? Estos y otros interrogantes se hacen las integrantes de Ni una Menos Santa Fe que este miércoles a las 19 llevarán a cabo una concentración para repudiar la figura del boxeador santafesino eternizada en la piedra y abrir un debate acerca del uso de los espacios públicos.

En diálogo con el periodista Roberto Caferra en Radiópolis (Radio 2), Estela Vallejos de Ni una Menos Santa Fe explicó su postura: “No proponemos retirar el monumento, lo que queremos es instalar el debate en la sociedad acerca de las violencia simbólica en el espacio público”, indicó y se refirió a la costanera oeste de la capital santafesina por la que, si se hace un recorrido por las primeras trece cuadra, en su extremo norte hay cuatro monumentos emplazados. En la rotonda, el que recuerda a José Gervasio Artigas, considerado precursor del federalismo y la unidad Latinoamericana. A escasas cuadras de allí se halla el monumento a Carlos Monzón, representado con pantalón de boxeo y cinturón de campeón mundial, en actitud de vencedor, ya sea por la posición de sus piernas y pies como la de sus brazos en alto. La efigie mide ocho metros de altura, pesa 15 toneladas y fue donada por el Concejo Mundial de Boxeo. En tanto, a la altura de la intersección de Almirante Brown y la calle que lleva su nombre, perdido entre las ramas, se encuentra el monumento al primer obispo de la diócesis de Santa Fe, monseñor Juan Boneo, representado de cuerpo entero y vestido con ropas sacerdotales. El recorrido termina en el monumento a Ana Frank, adolescente de origen judío víctima del holocausto cuya efigie hace unos meses fuera decapitada. El monumento que muestra el joven rostro de Ana mide 40 cm y tiene un soporte de un metro.

“El monumento a Monzón es el más alto, es inmensamente gigante. Es el monumento a un boxeador y no lo cuestionamos porque es reconocido mundialmente pero se trata de un femicida”, planteó. Vallejos apuntó también a que la costanera es para las mujeres una zona de peligro: “Mientras que los varones pueden sufrir como mucho un robo, caminar o andar en bici por ahí para las mujeres puede significar ser violadas, allí la mujer sufre una vulnearbilidad extrema”, indicó.

“Cada 28 horas una mujer es asesinada por ser mujer en nuestro país. Lo que queremos es poner en debate cómo debe funcionar el espacio público”, remarcó.

Aquí el documento completo que esta tarde será leído en la manifestación.