Sólo un 23 por ciento de los beneficiarios del plan Jefes y Jefas de Hogar que fueron citados concurrieron a informarse en la primera semana sobre la posibilidad de "mudarse" al Programa Familias y el Seguro de capacitación y empleo. Por indiferencia o miedo, los desocupados no quieren ser reubicados. La Nación insiste, sin embargo, ya que advierten que el beneficio no durará por siempre.

Los planes Jefas y Jefes de Hogar Desocupados surgieron a principios de 2002, cuando el país atravesaba una de las peores crisis económicas y políticas de la historia, con empresas cerradas y un índice de desocupación alarmante. “En ese contexto –explicó Christian Recchio, gerente de empleo y capacitación del Ministerio de Trabajo de la Nación, a Rosario3.com– el Banco Mundial aceptó la financiación de los subsidios que millones de trabajadores desocupados argentinos empezaron a cobrar, como una forma provisoria de paliar los efectos del desempleo”.

Desde entonces, siguieron haciéndolo pero la situación del país cambió. “Hoy tenemos una desocupación del 10,98 por ciento y es probable que el próximo índice que se difundirá antes de fin de año, nos ubique en un dígito. Es decir, que es probable que siga bajando. Si esto ocurre no habrá demasiados elementos para justificar ante el Banco Mundial la situación de crisis que motivó la creación de los planes Jefes de Hogar; por ende, hay que pensar en alternativas para que quienes quedaron desocupados hace cuatro años, se reinserten de a poco en el mercado laboral”, sostuvo el funcionario.

Por esta razón, tanto el Ministerio de Trabajo de la Nación como los gobiernos municipal y provincial lanzaron una convocatoria a los beneficiarios de esos planes (son 40 mil en Rosario) a fin de asesorarlos sobre la conveniencia de optar entre dos posibilidades: pasar al programa Familias (que está orientado a personas que no finalizaron la educación media y tienen dos o más hijos menores a cargo) o bien inscribirse en el Seguro de capacitación y empleo (que apunta a capacitar laboralmente a los beneficiarios y conectarlos con el mercado de trabajo). La convocatoria se extiende desde el 18 de septiembre hasta el 5 de diciembre de este año.

Quienes elijan el programa Familias recibirán un monto mensual proporcional al número de hijos a cargo, que varía entre 175 y 275 pesos y se comprometerán a cambio, a mandar a sus hijos a la escuela, cumplir con el calendario de vacunación y realizar controles bimestrales en caso de embarazo.

Por su parte, los que opten por el seguro recibirán durante un máximo de dos años, además de la capacitación laboral, un monto fijo de dinero que será, en los primeros 18 meses de 225 pesos y en los últimos 6 meses, 200. Como contrapartida, los beneficiarios deberán concurrir regularmente a la Oficina de Empleo municipal, participar de actividades propuestas y aceptar ofertas de trabajo adecuadas. Además, quienes deseen terminar sus estudios inconclusos, recibirán una suma adicional de 50 pesos mensuales para movilidad.

Pero por ahora los interesados en hacer cambios son pocos. Durante la semana pasada debían presentarse las personas con documentos terminados en 0 y sólo un 23 por ciento del total concurrió a recibir asesoramiento que es todo lo que por ahora se hace en el predio de la ex Sociedad Rural. “Se informa y se entregan turnos a los interesados para que se presenten a una entrevista con posterioridad al 12 de octubre nadie tiene que firmar nada y nadie perderá nada por el hecho de venir e informarse”, asegura Recchia.

Entre las 957 personas que concurrieron entre el 18 y el 22 de septiembre, el 36 por ciento optó por el seguro y el 46 por ciento prefirió el pase al programa Familias. El resto postergó la decisión para más adelante. Muchos beneficiarios, quizás estimulados por las ONG barriales que distribuyen los planes, argumentan que tienen temor de perder el subsidio que cobran en la actualidad si van a las entrevistas o si aceptan el traspaso. La gerencia de empleo trata de convencerlos de lo contrario.