Pintar las paredes y, en general, hacer reformas en casa durante el embarazo podría aumentar el riesgo del bebé a desarrollar dermatitis atópica infantil, según un estudio observacional realizado por el equipo del Departamento de Medicina de la Universidad Nacional de Taiwán. También el asma o rinitis alérgica en los padres son factores que influyen en la manifestación de esta patología.

"Observamos que los hongos que produce la humedad de las paredes también están asociados significativamente con este tipo de dermatitis". Según Manuel Fernández Lorente, especialistas del Grupo de Dermatología Pedro Jaén (Madrid), "hay que tener en cuenta que se trata de un estudio observacional, no un ensayo clínico aleatorizado, por lo que las conclusiones que se sacan, aunque son para tenerlas en cuenta, no sirven para establecer una relación causa-efecto".

Por su parte, Eduardo Fonseca Capdevila, jefe de servicio de Dermatología del Hospital Universitario de A Coruña, insiste en que, en primer lugar, "es fundamental tener las bases genéticas que predisponen a esta enfermedad".

"Si los padres tienen asma, dermatitis atópica o rinitis alérgica, las probabilidades del bebé de desarrollar esta patología cutánea aumentan", argumentan los autores del estudio, publicado en ´British Journal of Dermatology´. Además, el sexo del bebé también influye. Según se desprende de los resultados, la prevalencia es mayor entre los pequeños (8,1% frente al 5,7% de las niñas).

Independientemente de esta investigación, lo que sí se ha demostrado, argumenta el doctor Fonseca Capdevila, es que cuanto más alto es el nivel de vida, mayor incidencia se registra de dermatitis atópica. Existen varias teorías al respecto, pero la más aceptada consiste en que "a más calidad de vida, más higiene y menos infecciones. Teniendo en cuenta que el sistema inmunológico está diseñado para enfrentarse a dichas infecciones, evitar el contacto con parásitos puede hacer que el sistema inmune no se desarrolle con normalidad y se produzcan reacciones alérgicas e incluso autoinmunes.

No hay que olvidar que evitando los gérmenes sobreviven más niños que morirían de diarrea o parasitosis.

Una vez extraídas las conclusiones sobre los desencadenantes que más influyen en el desarrollo de esta enfermedad, los investigadores establecieron un modelo predictivo basado en dichos elementos. Así, concluyeron que el riesgo más alto de padecer dermatitis atópica infantil (70,1%) lo tenían aquellos niños cuyos padres también padecían la enfermedad y que, casualmente, durante el embarazo de la madre, habían coexistido dos situaciónes en casa: humedades y reformas. Por el contrario, los casos con el mínimo riesgo correspondía a las niñas en las que no se daba ninguno de los anteriores condicionantes.

En total, se examinaron los casos de 20.687 bebés. Los científicos realizaron entrevistas a los padres para obtener información sobre los factores hereditarios y ambientales cuando los pequeños tenían seis meses de vida. El tiempo del bebé es lo que diferencia este trabajo de los anteriores.

Según refleja el artículo, la mayoría de los estudios que se han realizado hasta el momento están enfocados a los niños a partir de los tres años. "Sin embargo, en la mitad de los casos los síntomas comienzan en los seis primeros meses de vida. Por eso es importante examinar en detalle los desencadenantes durante el embarazo y dicha etapa lactante", señalan los autores.

Estos datos, subrayan los autores del estudio, "nos permiten identificar a los bebés que tienen un riesgo elevado y nos da la posibilidad de aplicar medidas preventivas, siempre a nivel ambiental".

Fuente: El mundo