Un juez rosarino decidió permitir que un joven adicto procesado por cuatro delitos cometidos bajo el efecto de drogas goce del beneficio de la prisión domiciliaria.

El muchacho, de 20 años, está con prisión preventiva y el juez Luis María Caterina resolvió permitir que el muchacho resida en la casa de sus padres. El magistrado encargó la tutela a una organización que se dedica a rehabilitar a personas adictas, teniendo en cuenta el estricto programa de actividades que la institución le acercó.

Caterina valoró particularmente la cohesión del grupo familiar del joven imputado, una familia de escasos recursos pero cuyos padres –entiende– han demostrado una especial preocupación por la formación de sus numerosos hijos.

El juez ordena también que cada lunes el Programa de Inclusión Social de Adolescentes y Jóvenes aún Adolescentes “Todos entran” le rinda un balance de las actividades desarrolladas por el joven y un diagnóstico de su evolución psicofísica.

Justamente esta entidad le presentó al juez “un plan que contempla distintas alternativas teniendo en cuenta la persona del imputado y las distintas carencias que lo pueden haber llevado al delito, contemplando su situación educativa, su capacitación laboral, su adicción e incluso su inserción en actividades político-solidarias, detallando incluso las actividades día por día”.