Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) llevaron a cabo un trabajo experimental en el que ratas genéticamente normales fueron expuestas a sedentarismo y a un cambio nutricional a través del consumo de una dieta rica en sacarosa, evidenciando cambios metabólicos y hormonales positivos.

El Síndrome X o síndrome plurimetabólico es un conjunto de patologías que, en los últimos tiempos, alcanzó niveles de epidemia en nuestro país y en el mundo. Abarca, entre otras, a la diabetes tipo 2, la hipertensión, la enfermedad cardiovascular y la obesidad.

“Este modelo es muy útil para investigar las repercusiones de la proteína de soja sobre el organismo, y en particular sobre el metabolismo lipídico, el rol de los nutrientes y los posibles efectos beneficiosos de su inclusión en las dietas para prevenir, retardar o mejorar distintas patologías” señaló la doctora Yolanda Bolzón de Lombardo, investigadora de la UNL y del Conicet.

El proyecto apunta a la producción de nuevos conocimientos que conlleven un impacto positivo en la salud humana. “El enfoque nutricional podría ser utilizado como estrategia de cambio de hábitos alimentarios de la población en general, y de personas con alto riesgo de contraer estas enfermedades crónicas”, explicó la investigadora y aclaró que “por ahora, lo comprobado no puede trasladarse de forma inmediata a la parte clínica, dadas las limitaciones de un modelo experimental”.

El estudio se desarrolló durante ocho meses, en los que los científicos evaluaron el peso corporal, los niveles de colesterol total, triglicéridos, glucemia e insulina, entre otros parámetros, en 90 ratas machos.

Los animales fueron divididos en dos grupos: uno, compuesto por 30 roedores que recibieron una dieta control; mientras que el grupo experimental contó con 60 ratas alimentadas con una dieta rica en sacarosa. A los cuatro meses de estudio, el grupo experimental fue subdividido al azar en dos subgrupos de 30 animales cada uno. Uno de estos subgrupos continuó con idéntica dieta hasta alcanzar los ocho meses de ingesta. El otro, sufrió el reemplazo de la fuente proteica por proteína de soja. Una vez terminada la experimentación, los animales desarrollaron cambios bioquímicos, metabólicos y hormonales que se asemejan, en muchos aspectos, a los observados en los humanos.

“La proteína de soja contiene todos los aminoácidos esenciales en cantidad suficiente para abastecer los requerimientos humanos. Siempre y cuando se consuma en las proporciones indicadas”, afirmó la doctora Lombardo. Es una proteína completa ya que es capaz de cubrir todas las necesidades proteicas. Además de sus atributos nutricionales, y a diferencia de las proteínas de origen animal, reduce los niveles de triglicéridos, colesterol total y el colesterol de las lipoproteínas de baja densidad. Por lo tanto, es menos hipercolesterolémica que las proteínas de origen animal.

El estilo de vida sedentario, sumado a factores genéticos y nutricionales, contribuye al desarrollo de un conjunto de enfermedades. Las que tienen mayor prevalencia en nuestra sociedad son: la dislipidemia -alteración en el metabolismo lipídico-, la intolerancia a la glucosa, la diabetes mellitus tipo 2 -no insulina dependiente-, la hipertensión, la enfermedad cardiovascular y la obesidad. El conjunto de estas dismetabolias se denomina “síndrome plurimetabólico”. En los últimos años, este síndrome alcanzó proporciones epidemiológicas, tanto en nuestro país como a nivel mundial. En este contexto, la dieta juega un rol protagónico para su prevención y tratamiento.

Fuente: Universidad Nacional del Litoral