Cecilia Puppo es psicóloga, pero antes de entrar a la universidad trabajó como modelo para la agencia de Raquel Satragno. Una vez recibida decidió unir sus dos pasiones, así surgió su especialización en psicología de la moda. Según sus palabras es ahondar en cómo la personalidad y carácter se imprimen en nuestra imagen externa. Un ir del interior al exterior.

Entre los cursos que dicta está Modos y modas, que es el cruce entre asesoría de imagen y protocolo, entre el modo de comportarse y la moda. Recordar que somos femeninas y que caminar de manera elegante y sugerente impacta no sólo en los otros si no que nos vuelve a conectar con nuestra esencia, se aborda la postura, la comunicación gestual, cómo cruzamos las piernas; los tacos, cómo elegirlos de acuerdo a nuestra contextura, a nuestro tamaño de cuerpo. Estas cuestiones apuntan a una mujer elegante y a un modo más óptimo de vivir la
vida.

Uno de lo tópicos que Cecilia desarrolla se llama Interior glam, cómo es nuestro glamour interior, y tiene que ver con el mundo de la ropa interior.
—Hago una gran diferencia entre corsetería y lencería. La corsetería tiene que ver con los corpiños, las bombachas, el corset, los bodies. Y la lencería con todo lo que se usa para dormir, camisones, pijamas, baby doll. Me interesa reflexionar y hacer pensar a mis alumnas sobre cómo visten en su interior.

—Hay modas que van pasando, las enaguas que usaban nuestras madres y abuelas, por
ejemplo, ya no se encuentran…

—Es cierto, y haciendo una investigación sobre todo este tema leí tanto sobre enaguas que quiero una y no puedo conseguir… Ellas estarían del lado de la lencería. Tanto la enagua como el corset son las prendas más antiguas, y no estaban al servicio del confort sino que eran para hacer el cuerpo esbelto y bello. Además, ocultaban lo que podían dejar ver las telas traslúcidas, eso nos muestran cómo nos manejamos con nuestras partes más privadas, más íntimas. La ropa interior es lo primero que nos ponemos y lo último que nos sacamos o nos
sacan, depende. La enagua surgió de la antigua chemise, fue la gran prenda de lencería de las mujeres, y que en la actualidad es un vestido…

—El clásico chemisier, un comodín súper práctico y muy usado años atrás, que está de vuelta.
—Evolucionó tanto la belleza de las ropas interiores que con el tiempo se volvieron exteriores. Y es interesante ver todo lo que dice de nosotras, porque cuando estamos mal de ánimo no nos importa qué conjunto, o si no es conjunto qué bombacha y qué corpiño nos ponemos; es más, está muy asociado a los días femeninos, donde toda la cuestión hormonal nos deja medio volteadas y vamos a la bombacha ancha, cómoda, de algodón que no ajuste. Interior glam habla de las cuestiones femeninas, qué le pasa a la mujer con todo esto, y también está dedicado a aprender a asesorar. Sabemos que si no elegimos las prendas interiores adecuadas pueden deformar nuestro cuerpo. Esto es muy importante. Por ejemplo, ahora estamos en primavera y vemos a las mujeres con pantalones blancos y bombachas oscuras, o con una forma no adecuada que aprieta tanto la cola que se produce una doble cola.

—Lo mismo ocurre con los corpiños…
—Cierto, es importante saber qué usar, aunque que muchas veces disiente con lo que es atractivo a la vista. Hay que aprender a comprar inteligentemente, no sólo lo que nos parece lindo y llamativo, sino lo que nos queda bien.

—¿Cómo es la mujer argentina a la hora de comprar ropa interior?
—La mujer argentina está más pendiente del exterior que del interior, claro que siempre hay un grupo de fanáticas de la lencería y la corsetería, pero la mayoría parte de la apariencia. Todavía no somos conscientes de que vernos lindas interiormente tiene un impacto positivo sobre nuestras emociones, y este impacto lleva a arreglar el exterior. Yo soy partidaria de la consonancia, porque si vamos arreglando los asuntos internos cada vez vamos a estar más
entusiasmadas, más saludables, y ese bienestar va a tener un buen impacto sobre nuestro exterior.


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