“Todos los dichos populares tienen su raíz histórica muy antigua”, sostiene Adrián Pignatelli. El periodista investigó qué hay detrás de esas frases hechas que hilvanan nuestro discurso de manera cotidiana, aportándole muchas veces color pero otras tantas un verdadero significado. En diálogo con el periodista Alberto Lotuf (A Diario, Radio 2), fue consultado sobre algunos ejemplos.

“No hay moros en la costa”

“Durante 8 siglos, España estuvo invadida por los moros. Cuando los expulsaron, surgen los moros piratas y los españoles hicieron fortines en la costa del Mediterráneo para vigilarlos. Cuando no pasaba nada, decían esto de que no hay moros en la costa”, reveló.

“Qué bárbaro”

“Alude a tribus germánicas. La cultura románica se consideraba más educadada, era lo que se llama la civilización. Por eso los germanos eran los bárbaros”, mencionó.

“A cada chancho le llega su San Martín”

“Se refiere a San Martín de Tours, un militar úngaro que medio de una campaña en pleno invierno crudo vio a un hombre desamparado, partió su capa por la mitad y se la dio. A la noche Jesús se le apareció entre sueños y después de eso se hizo cura. Se le comprobaron muchos milagros y se determinó que el 11 de noviembre sea su santo. Antes se mataban chanchos para festejar y de ahí la frase”, contó.

“Me importa un pito”

“En España había distintas jerarquías en el ejército, todos cobraban un sueldo y el más bajo era para que el que tocaba el silbato en las batallas”, observó.

“Tirarse una cana al aire”

“Se comenzó a usar para expresar que una persona mayor se permitía vivir una aventura amorosa, con sus canas y todo”, dijo.

“Bicoca”

En una nota publicada por Infobae.com, el escritor compartió otros dichos, como por ejemplo, “una bicoca”. “En el siglo XVI en la Guerra del Milanesado, España -dirigida entonces por el Emperador Carlos I- disputaba contra el rey de Francia Francisco I y la República de Venecia la ciudad de Milán, considerada la puerta de entrada a Italia. El 27 de abril de 1522 Bicocca, un punto en la campiña cercano a Milán, fue el escenario de una batalla. Los 4000 arcabuceros españoles se parapetaron y esperaron el ataque, llevado adelante por entre 4000 y 7000 mercenarios suizos, ansiosos por luchar, triunfar y, de paso, cobrar la paga atrasada.

Los españoles los dejaron acercar y comenzaron a disparar sus arcabuces. Luego de que una primera abría fuego la reemplazaba otra línea de arcabuceros. De esta manera, descargaron sobre los suizos una ininterrumpida lluvia de balas que los hizo retroceder luego de sufrir muchas bajas. No hubo ningún español muerto: de ahí que cuando algo es muy fácil se le dice bicoca”.

“Se armó la de San Quintín"

“Años más tarde, las peleas entre España y Francia por diversas posesiones en Europa continuaban. Fue así que Francia invadió el reino de Nápoles, en manos españolas, y España devolvió el golpe. Entonces el rey Felipe II ordenó invadir Francia y el ejército, al mando del Duque de Saboya, tomó la ciudad de San Quintín. El 10 de agosto de 1557 los franceses quisieron recuperarla, pero su intento fue tan poco efectivo que perdieron miles de soldados. Fue una gran batalla. Por eso, ante un hecho escandaloso, de grandes proporciones se lo grafica diciendo que "se armó la de San Quintín"”; explicó en Infobae.com.

"Viva la pepa"

“La Pepa era el apodo con que el ingenio popular conocía a la Constitución liberal de Cádiz, que entre sus disposiciones le imponía un freno a la monarquía y, para los que vivían en América, colocaba en un pie de igualdad de ciudadanos tanto a los españoles nacidos en la península como a los americanos que vivían en las colonias de ultramar, incluídos los indígenas.

Fue promulgada el 19 de marzo de 1812, el día de San José Obrero, y como a los José se los llama "Pepe", a la Constitución, por ser de género femenino, se le decía "Pepa". Cuando en 1814 regresó al poder el rey Fernando VII restituyendo el absolutismo, abolió aquella carta magna. Así fue que los liberales, cuando manifestaban contra el monarca, para evitar ser reprimidos gritaban "Viva la Pepa" en lugar de "viva la Constitución". Con el correr de las décadas, en Argentina dicha expresión se fue asociando con el desorden, la alegría, y que nada importa”.

“A seguro se lo llevaron preso"

“La historia detrás de esa expresión se sitúa en Jaén, en un lugar donde primero hubo una fortificación que habían levantado los romanos. Sobre esos cimientos, los musulmanes, por orden de Ibrahim ibn Hamusk, en la segunda mitad del siglo XII, construyeron la fortificación que sería el Castillo de Segura de la Sierra -ellos lo conocían como "Saqura"- que sería tomado por los cristianos en 1241. El lugar fue habitado durante muchos años por la Orden de Santiago, y también se dice que se usaba como cárcel. Entonces, cuando se preguntaba por alguien a quien no se veía regularmente, se contestaba "a Segura lo mandaron preso". Nuevamente, el boca a boca y la tradición transformaron la frase a "a seguro se lo llevaron preso", para denotar que no es posible garantizar nada”, indicó en el portal nacional.

“¿Quién te dio vela en este entierro?”

“ La costumbre era entregar una vela a cada persona que se acercaba a un velatorio. Pero si esa persona no era bienvenida, los deudos demostraban su rechazo negándole la vela”, reveló.

“Chusma”

Según publicó Pignatlli en Infobae, “los que deseaban denigrar o descalificar a personas humildes, usaban la palabra chusma. Vocablo de origen genovés, se denominaban de esta manera a los prisioneros que eran condenados a remar en las galeras que, por lo general, eran personas de clase baja, sin educación”.