Que Uber de acá, que Uber de allá. La palabra es leída y escuchada miles de veces en los medios de comunicación y en las redes sociales, en los que se refleja la gran polémica que genera su posible puesta en marcha entre los diferentes sectores de taxistas a nivel nacional. Tal es la indignación de los conductores que ya lanzaron una medida de protesta para el 6 de mayo en todo el país. Pero ¿de qué se trata?

Uber es una aplicación digital para descargar en celulares que conecta a personas que quieran viajar a algún destino con conductores particulares que se ofrezcan a llevarlos. El usuario debe descargar la aplicación, registrarse, indicar dónde está, dónde quiere ir y esperar por el vehículo.

El servicio aprovecha las funciones de geolocalización, conectividad y GPS del teléfono móvil para lograr la conexión entre pasajeros. Al indicar el punto de partida y llegada, el pasajero puede conocer el costo estimado y, si decide tomar el viaje, el sistema le asigna el chofer más cercano.

Las indicaciones vertidas en el sitio oficial son las siguientes: “Selecciona tu viaje y establece tu ubicación. Verás la foto de tu conductor y detalles del vehículo, y podrás hacer seguimiento de su llegada en el mapa. Cuando llegues a tu destino, simplemente sal del auto. Cargaremos el costo automáticamente a la tarjeta de crédito asociada. Y no es necesario dar propina. Califica a tu conductor y envíanos comentarios anónimos acerca de tu viaje. Tus comentarios nos ayudan a lograr que cada viaje sea una experiencia de 5 estrellas”.

Uber fue creada en 2009 y ya funciona en localidades de Estados Unidos, Europa, Medio Oriente y América Latina. En algunas ciudades, como París y Montevideo, el servicio enfrentó la resistencia de los sindicatos de taxistas, que lo consideran competencia desleal.

En Cada Día (El Tres) explicaron las características del sistema. 

Recientemente abrió el registro para conductores en Buenos Aires. En tan sólo 24 horas, ya se inscribieron más de 5.000 socios potenciales a la plataforma, según confirmó Rocío Paniagua, gerente de Comunicaciones de la empresa en la región. El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, adelantó que para habilitar su funcionamiento le exigirán los mismos requisitos que a las empresas de taxis o remises.

En tanto, desde el gobierno rosarino, la secretaria de Transporte y Movilidad municipal, Mónica Alvarado también puso paños fríos y llamó al debate en el Concejo. En diálogo con Radiópolis (Radio 2), remarcó que Uber “es un sistema de alquiler de autos desregulado y para nosotros todo sistema de alquiler de autos tiene que ser público y regulado”. También recordó que en nuestra ciudad tanto conductores como vehículos deben estar habilitados por la Municipalidad de Rosario para trasladar pasajeros.

Desde el Concejo, el edil radical Sebastián Chale, reflexionó: “Las nuevas aplicaciones han revolucionado el servicio. Y si bien Uber hoy no se enmarca en la legislación vigente, gana adhesión por las deficiencias del sistema de taxis. Hay que analizar incorporar al servicio aquellos aspectos diferenciales que plantean estas aplicaciones”.

“El sistema de coches de alquiler en nuestro país es un servicio público impropio, es decir, funciona a partir de licencias que otorga el Estado, permitiendo así controlar frecuencia, calidad, funcionamiento de servicio, etc. Uber rompe con esta esencia de servicio público y pasa a la esfera de lo privado, conectando oferta y demanda sin intervención de ningún tipo de regulación. Esto representa la pérdida de posibilidad de control sobre el funcionamiento del sistema”, estimó Chale y agregó: “el transporte de pasajeros es un servicio público, por eso estas empresas no pueden operar sin que el Estado las habilite”.

En tanto, los representantes de los distintos sectores de taxistas se oponen con firmeza al desarrollo de esta plataforma en Rosario. Aducen que su implementación implicará una merma en su trabajo y hasta sostienen que puede afectar el uso del sistema de transporte público en general.