El Síndrome del X Frágil (SXF), también llamado el síndrome de Martin-Bell, es una enfermedad genética que causa problemas en el desarrollo. Es la forma hereditaria más común de retraso mental y dificultades de aprendizaje en hombres y una de las más importantes en mujeres.

Los individuos con esta enfermedad suelen presentar ansiedad, conducta hiperactiva y trastornos por déficit de atención. Si bien un tercio de los varones con este síndrome tienen autismo o conductas autistas, no sufren problemas graves de salud y, en general, su esperanza de vida es normal.

La causa genética del SXF es una mutación o cambio en la secuencia normal del ADN en el gen FMR1 del cromosoma X que provoca una inactivación del gen y, en consecuencia, la falta de síntesis de la proteína que sintetiza. La mutación más frecuente consiste en el alargamiento (expansión) de una pequeña parte de su secuencia formada por la repetición de las bases nitrogenadas citosina-guanina-guanina, denominado triplete CGG.

El gen normal suele contener 6 a 55 repeticiones del triplete CGG, siendo la más frecuente la de 30 repeticiones. En cambio, en el SXF se produce la expansión del número de repeticiones de este triplete CGG hasta contener más de 200 (mutación completa).

Los individuos que presentan de 55 a 200 repeticiones del segmento CGG se dice que tienen una pre-mutación del gen FMR-1. La mayoría de estas personas son intelectualmente normales, pero tienen un mayor riesgo de desarrollar un desorden caracterizado por problemas progresivos de movimiento, temblores, pérdida de sensibilidad en las extremidades inferiores, etc. Alrededor del 20% de las mujeres con esta pre-mutación presentan problemas ováricos prematuros siendo más propensas a padecer problemas relacionados con la infertilidad.

Se estima que la frecuencia de afectados es de 1 cada 4.000 hombres y 1 cada 8.000 mujeres. Además, 1 cada 600 mujeres es portadora. Esta enfermedad se da por igual en todos los grupos étnicos.

Por presentar un patrón de herencia dominante ligado al cromosoma X, una copia del gen alterado en cada célula es suficiente para causar la enfermedad.

Los hombres portadores de una pre-mutación la transmiten a todas sus hijas, que serán portadoras de la pre-mutación, pero no a los hijos ya que no reciben un cromosoma X del padre.

Las mujeres portadoras de una pre-mutación tienen una probabilidad del 50% de transmitir a sus hijos el gen afectado.

El SXF se puede diagnosticar mediante una prueba de ADN que se realiza en una muestra de sangre. Aunque esta enfermedad no tiene cura, un tratamiento a tiempo por parte de un equipo coordinado de profesionales de la salud y educación puede ayudar mucho a los niños en su desarrollo.

 

Fuente: Grupo Gamma