El club donde surgió el más grande futbolista brasileño de todos los tiempos, Edson Arantes Do Nascimento, Pelé, comenzó a ser demolido para convertirse en un supermercado y la decisión de las autoridades provocó una fuerte polémica entre los aficionados que exigen que la sede del Baurú Atlético Clube sea considerada "patrimonio histórico".

Los nostálgicos hinchas ya presentaron en el Consejo de Defensa del Patrinomio Histórico y Cultural de Baurú, una comuna ubicada a 325 kilómetros de esta megalópolis, una iniciativa tendiente a evitar la destrucción total de la sede del club.

Allí, cuando era niño, descalzo y utilizando la treta de pintar sus pies de negro para simular unos calzados de fútbol porque los auténticos le incomodaban, Pelé comenzó a deslumbrar al mundo con su habilidad para dominar el balón.

Y quizás aún no soñaba con una brillante carrera que le permitió ganar tres campeonatos mundiales para Brasil, convertir 1.238 goles –el mil se lo marcó, de penal, al argentino Edgardo Andrada, ex arquero de Rosario Central– y erigirse en el mítico O Rei.

Símbolo del Santos, Pelé fue campeón de la Copa Libertadores de América, trotamundos del fútbol, ganó innumerables partidos, es un próspero empresario ligado al mundo del fútbol y un poderoso dirigente al que las máximas autoridades de la FIFA consultan permanentemente.

Uno de los cientos de hinchas que pretenden evitar la demolición total del club y propone levantar un espacio para un museo con el fin de preservar la memoria del Baurú y testimoniar el paso de Pelé por la institución fundada hace 87 años es Marco Antonio Vieira, quién le confesó su tristeza por la destrucción del inmueble donde nació futbolísticamente Pelé.

"Lamentamos que se haya llegado a esta situación, pero nosotros somos amantes del fútbol y queremos que nuestro ídolo tenga aquí su lugar y se muestre a las futuras generaciones lo que significó Pelé, no sólo para Brasil sino para el fútbol mundial", expresó el "torcedor".

Contó que fue el propio ex presidente del Baurú, el dirigente Arlindo Marques Figueiredo, el que se opuso a que en la sede se construyera un supermercado, e incluso recurrió a la justicia para evitar la venta de los terrenos porque los considera un lugar "histórico".

El poderoso grupo empresario que compró la sede comenzó la demolición del predio, que posee una cancha de fútbol -donde Pelé hizo sus primeras gambetas y gritó, casi sin público, sus primeros goles- una de fútbol de salón, piletas de natación y un gimnasio.

Todo esto fue comprado en 1.860.000 dólares. Pero lo que no pudo adquirirse fue el sentimiento que los hinchas del fútbol tienen por el histórico lugar.

Fuente: Télam