Un boliche de avenida Alberdi y Casilda se convirtió en una tortura por los vecinos, con un argumento: está habilitado como bar con amenización musical pero en los hechos, dicen, funciona como una discoteca.

No sólo por los ruidos molestos se quejan los vecinos, que denuncian que cada fin de semana se producen en la incidentes de todo tipo y hasta enfrentamientos con armas de fuego.

Según Débora, una vecina que habló con Radio 2, la primera denuncia se efectuó en el 2004 y, tras los reclamos, el bar cerró. Pero el año pasado el local fue reabierto y exigen una nueva clausura del establecimiento.