En los últimos días cobró fuerza una
vieja iniciativa del concejal Jorge Boasso que pretendía, entre otras cosas, controlar la circulación de motos con acompañantes para evitar las salideras bancarias y los arrebatos en la calle. Ahora, con 77 asesinatos en lo que va del año, la medida busca ponerle un freno a estos delitos violentos que, muchas veces, son perpetrados por sicarios en moto. En Colombia, una medida similar ayudó a disminuir en un 30 por ciento la tasa de homicidios.
En diálogo con A Diario, el programa que conduce Alberto Lotuf por Radio 2, Andrés Fandiño, investigador social de la Universidad del Valle, en Cali, Colombia, contó de una iniciativa parecida implementada en esa ciudad en la década de los 90 a propósito de los enfrentamientos entre los cárteles narco.
Así, Fandiño, que se desempeña como subdirector del Instituto de Investigación y Desarrollo de la Prevención de la Violencia y Promoción de la Convivencia Social, explicó que en 1992, el por entonces y actual –tras varios períodos sin mandato– alcalde Rodrigo Guerrero prohibió los pasajeros mayores de 12 años en las motocicletas.
“Eso ayudó a controlar un poco”, señaló y precisó que esta medida, junto con otras relativas al control de armas, hicieron descender un 30 por ciento la tasa de criminalidad. Por entonces –ilustró–, Cali registraba 85 homicidios por cada 100 mil habitantes. Una cifra alarmante.
“Pero igual tenemos problemas en Colombia”, matizó un poco Fandiño quien no obstante, destacó que la iniciativa se mantuvo a lo largo del tiempo y aún a pesar de los cambios de colores políticos en los gobiernos.
En Rosario, de acuerdo a los números que mostró Boasso, “de 33 homicidios dolosos cometidos desde el pasado 10 de febrero, 13 fueron perpetrados desde una moto ocupada por dos personas”.
Así, el edil creyó oportuno reflotar su viejo proyecto contra los motochorros y adaptarlo a la nueva situación.
Ya el propio fiscal Ademar Bianchini, había llamado la atención sobre esta modalidad, en la que uno conduce y el otro comete el delito. “(Las motos) son una herramienta práctica, ágil para transitar, se puede meter en cualquier lugar y asegura la posibilidad de escapar más rápidamente que en otros vehículos”, advirtió.
En diálogo con A Diario, el programa que conduce Alberto Lotuf por Radio 2, Andrés Fandiño, investigador social de la Universidad del Valle, en Cali, Colombia, contó de una iniciativa parecida implementada en esa ciudad en la década de los 90 a propósito de los enfrentamientos entre los cárteles narco.
Así, Fandiño, que se desempeña como subdirector del Instituto de Investigación y Desarrollo de la Prevención de la Violencia y Promoción de la Convivencia Social, explicó que en 1992, el por entonces y actual –tras varios períodos sin mandato– alcalde Rodrigo Guerrero prohibió los pasajeros mayores de 12 años en las motocicletas.
“Eso ayudó a controlar un poco”, señaló y precisó que esta medida, junto con otras relativas al control de armas, hicieron descender un 30 por ciento la tasa de criminalidad. Por entonces –ilustró–, Cali registraba 85 homicidios por cada 100 mil habitantes. Una cifra alarmante.
“Pero igual tenemos problemas en Colombia”, matizó un poco Fandiño quien no obstante, destacó que la iniciativa se mantuvo a lo largo del tiempo y aún a pesar de los cambios de colores políticos en los gobiernos.
En Rosario, de acuerdo a los números que mostró Boasso, “de 33 homicidios dolosos cometidos desde el pasado 10 de febrero, 13 fueron perpetrados desde una moto ocupada por dos personas”.
Así, el edil creyó oportuno reflotar su viejo proyecto contra los motochorros y adaptarlo a la nueva situación.
Ya el propio fiscal Ademar Bianchini, había llamado la atención sobre esta modalidad, en la que uno conduce y el otro comete el delito. “(Las motos) son una herramienta práctica, ágil para transitar, se puede meter en cualquier lugar y asegura la posibilidad de escapar más rápidamente que en otros vehículos”, advirtió.