Qué desahogo en el Monumental. Fue en tiempo descuento, cuando Tuzzio la mandó adentro del arco y la angustia que se apoderaba de todos los hinchas millonarios por un debut que no era el esperado se transformó en pura euforia. Fue 1-0 para el equipo de Daniel Passarella frente a Lanús, que aperece como el gran candidato al título.

No, no jugó bien River. Tuvo la pelota, pero le costó demasiado llegar al arco de un Lanús que fue al Monumental al defenderse y salir de contra, libreto que cumplía a la perfección a tal punto que parecía que se llevaba el punto que había ido a buscar. Pero apareció el último centro, el rebote y el derechazo cruzado de Tuzzio que hizo que la ilusión continúe en alto.

El gran problema de River fue la falta de desequilibrio. Bien controlado Belluschi, ausente Farías y Sambueza, errático Galván, el equipo de Passarella no encontró la fórmula para crear peligro.

Entonces, empezó a poner el corazón. A ir para adelante, aunque sea a los ponchazos. Y a la salida de un córner, cuando la desazón ganaba los ánimos millonarios, llegó el chutazo salvador de Tuzzio.