“La cifras son alentadoras –celebra el secretario general del Sindicato de Empleadas Domésticas de Rosario, Francisco Frena– ya que cuando comenzamos a hacer campaña en diciembre de 2004, sólo el 5 por ciento de las empleadas domésticas estaba con sus papeles en regla”. Desde entonces, esa cifra se incrementó. En junio de 2005 el blanqueo había alcanzado al doble de las trabajadoras “y también ayudó –dice el gremio– la campaña publicitaria que inició la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) a fines del verano incitando a los empleadores a ponerse al día con quien trabaja en su casa”. Hoy, en Rosario –según el censo realizado por el sindicato– sobre un total de 30 mil trabajadoras, 4.500 están legalmente inscriptas, hacen aportes jubilatorios y tienen obra social, “aunque todavía falta mucho”, admite Frena. “Lo que los empleadores tienen que entender es que blanquear a una empleada doméstica es bueno para ambas partes, no sólo para una”, enfatiza. A la hora de medir el efecto de la campaña, Rosario es la ciudad mejor posicionada del país. Le sigue Capital Federal con un 12%. Las que más se resisten a blanquear a sus empleadas domésticas son las provincias de Salta, Catamarca y Chubut. Sólo el 6% está legalmente registrada en esos lugares. También aumentaron las consultas al sindicato que funciona en calle Italia 1340, de Rosario. En el mes de diciembre de 2004, recibían sólo 200 consultas mensuales. Hoy registran un promedio de 1.400. En cuanto a la provincia de Santa Fe, los datos también son positivos. De un 5% regularizado en diciembre de 2004, se alcanzó un 12% en la actualidad.