Ciro Seisas

Una semana después de lo previsto, concurrieron a la comisión de Gobierno del Concejo los funcionarios a cargo de delinear la política de controles en la actividad nocturna en todos sus niveles: el secretario de Gobierno, Fernando Asegurado, el de Control y Convivencia Ciudadana, Pablo Seghezzo, los directores de Inspección, Luciano Marelli, y de Habilitación, Rodrigo Gutiérrez, y el coordinador de la Secretaría de Control, Guillermo Turrín. 

Todos los que tienen acción directa sobre la actividad de los boliches y los ediles, encabezados por Jorge Boasso, aseguraron acordar modificaciones a un aspecto de convivencia conflictivo que tras casi década y media sin cambios, necesita ser reconfigurada. La política que el Ejecutivo intentará consensuar gira en torno a un eje fundamental: evitar el conflicto para no malgastar fuerzas de control. Ese pilar no tiene que ver con la reubicación de los boliches, porque para que la ciudad explote mejor su carácter diverso es necesario que los locales estén diseminados. 

El camino a seguir apunta a evitar el conflicto desde el arranque. Para esto, se quiere atacar dos zonas sensibles para los empresarios bolicheros. El horario de cierre (y esto abarca a los locales After Hour). Pero hay uno más polémico: la imposición de licencias para vender alcohol en los locales comerciales. 

El tema avanza con lentitud, porque se sabe que afectará la sensibilidad de los bolicheros. Pero por otra parte, desde el Ejecutivo esgrimen que quien vende alcohol decide a quién se lo vende , y hasta qué hora.

Según la idea que pergeñan en el Palacio de los Leones es que todo aquel que no esté licenciado debidamente no podrá vender. E identificará a todos los que estén relacionados con la venta del mismo en espacios públicos si llega a haber riñas. Si hay sanciones, caerán sobre los que tienen el permiso. ¿Se apunta a un sistema de mayores responsabilidades por acciones que afectan a otros o se terminará interpretando como una ley seca”light” que regule las posibilidades del consumo de alcohol, esa droga que nadie quiere admitir que está legalizada?