A poco más de 24 horas del histórico partido en Rosario entre Argentina y Brasil, la ciudad comenzó este viernes a respirar de a poco, en cada esquina, esa sensación que aparece ante las cosas importantes. Se trata de un encuentro deportivo, pero no es uno más. Y el fervor que se vivió toda la semana en los lugares de venta de entradas tuvo una onda expansiva que lentamente va cubriendo cada rincón.

Desde temprano, los puestos de venta callejera agregaron, a su habitual stock, banderas (diez pesos las grandes, cuatro las chicas) y camisetas argentinas. “Por ahora sale poco y nada, pero durante el día la venta va a andar mejor”, confió la vendedora de Santa Fe y San Martín.

Algunos bares y comercios también ya se contagiaron del calor del clásico sudamericano. “Bienvenida selección”, reza una gran bandera en la entrada de un local de ropa deportiva (ver fotos). En el ingreso del mismo, además, hay una invasión de camisetas con el nombre de Messi y otros artículos del uniforme oficial.

Entre la muchedumbre del centro también se ven algunas casacas y gorros de invierno albicelestes. Aunque por la peatonal también se escucha una que otra palabra en portugués, de brasileños que llegaron al país con tiempo para recorrer un poco antes del duelo en el Gigante de Arroyito.

Seguridad en los hoteles

Los hoteles elegidos por ambas selecciones para alojarse fueron cercados un par de cuadras a la redonda para evitar el tránsito en la zona. El Holiday Inn (Dorrego al 400) tiene vallas en sus alrededores desde el jueves a la noche, ante el arribo del plantel que dirige Dunga.

Y el Ros Tower (Mitre y Catamarca) vive ese mismo panorama desde media mañana, aunque con mayor circulación de curiosos ávidos de ver la llegada del equipo argentino, prevista para cerca de las 19.