
Fernanda Blasco
En el inicio de Escándalo Americano hay un aviso que indica: "Algo de esto verdaderamente ocurrió". Queda en el espectador discernir qué partes están vinculadas a la realidad y cuáles se desprenden de las libertades creativas que se tomó el realizador David O. Russell al inspirarse en una operación anticorrupción que el FBI realizó a fines de los 70 en Nueva York.
Esa duda, que podría calificarse como "externa", recorre en realidad todo el "interior" la película. En la historia que se narra, el espectador nunca puede tener certezas porque la verdad y la mentira se cruzan todo el tiempo. De a ratos las mentiras ya se asumen incluso como verdades. Es entonces cuando el camino se torna peligroso e inesperado. Y la trama se vuelve un impredecible laberinto.
La ambición es un tema clave que atraviesa la historia, centrada en narrar amores y engaños. Y también la ambición atraviesa a cada uno de los personajes encarnados por un elenco de estrellas, en versiones retro y algo deformadas.
Christian Bale lidera el grupo. Con bastante panza, peluquín, barba y anteojos, encarna a Irvin Rosenfeld, un experimentado estafador que se inició trabajando en una empresa familiar de cristales y luego incursionó en tintorerías, aunque todo es una fachada para dudosos negocios con obras de arte y prestamos. En una fiesta, se cruza con Lady Edith (Amy Adams), con quien comienza una historia de amor con impensadas derivaciones. Queda claro que los dos quieren ser más de lo que son. La química corporal se traslada incluso a los negocios. Encontró Irvin su media naranja, otra artista del engaño.
La trama se espesa cuando en su camino la pareja se cruza con el agente de FBI Richie Di Maso (Bradley Cooper), quien quiere aprovechar sus habilidades para hacer caer a peces gordos y avanzar en su carrera. Completa el cuadrado amoroso Rosalyn Rosenfeld (Jennifer Lawrence) y, de yapa, hay un rol especial reservado para Robert de Niro.
Motivos para ser la gran candidata a los Oscar no faltan. Escándalo Americano tiene excelente reparto, cuidado vestuario y maquillaje, así como ambientación de época. La historia es dinámica y sexy. La narración, coral, se compone de pequeños relatos. Cada uno de los relatores cuenta su versión de las cosas, aporta su visión de la misma historia. ¿Qué es verdad y que mentira? Irvin Rosenfeld, el protagonista, tiene un lema: "La gente cree lo que quiere creer".