Ni el más optimista hincha de San Lorenzo podía imaginar este final después de que, ya en el segundo tiempo, el árbitro Pezzotta expulsara a Botinelli y Abreu, de penal, puso a River 2 a 0 arriba. Pero apareció Bergessio, que en anotó dos goles, y el Ciclón empató el partido que lo llevó, en una noche que se convertirá en mojón de la historia azulgrana, a los cuartos de final de la Copa Libertadores.
Heroico, milagroso, épico. Los tres adjetivos calzan a la perfección para este equipo de Ramón Díaz, que con dos menos, en el mismísimo Monumental, consiguió una clasificación histórica.
Es que todo parecía acabado en aquel instante en el que hubo expulsión, penal y gol, para que River sacara una ventaja que parecía irreversible.
Pero en Ciclón sacó pecho en la adversidad, golpeó dos veces con Bergessio y dio una vuelta una historia que todos ya creían escrita.
El partido se jugó a puro nervio desde el primer minuto. Y si bien San Lorenzo era el que, a través de un D´Alessandro inspirado, más insinuaba, River encontró un gol de pelota parada y la cosa cambió.

Matías Abelairas ejecutó un tiro libre en forma de centro, Radamel Falcao quiso tocar la pelota de taco pero no pudo, eso confundió a Agustín Orión, que resbaló vio como la pelota enviada por el volante de River se metía mansamente dentro de su arco.

A partir de la ventaja local, esta historia entre River y San Lorenzo pasó a transformarse en un partido de la “vieja” Copa Libertadores, con patadas, insultos, tumultos y un árbitro tratando de solucionar todo sacando tarjetas amarillas, cuando lo que correspondía eran las rojas.

Con la ventaja que le permitía llegar a los cuartos de final del certamen continental, los locales comenzaron a jugar para la cabeza de Abreu y el uruguayo ganaba siempre, haciendo las veces de pivote en dos oportunidades para que Augusto Fernández rematara al arco, en ambas oportunidades sin puntería.

Los dirigidos por Ramón Díaz intentaron reaccionar, pero no podía hilvanar una jugada de riesgo y, para colmo, sobre el final de la primera etapa se fue expulsado Rivero.
No cambió mucho la cosa al inicio del segundo tiempo, cuando San Lorenzo no lastimaba y River manejaba la pelota. Y así llegó la tonda jugada de Botinelli, que con la pelota controlada en su poder le pegó un tremendo codazo a Falcao. Expulsión y penal que Abreu transformó en gol.
Si no podía con diez menos parecía que iba a poder con nueve el Ciclón. Pero en la única jugada que pudo tocar con prolijidad la pelota, terminó con un zurdazo cruzado de Bergessio que Carrizo no pudo contener.
Lejos de cuidar un resultado que lo llevaba a los penales –a esa altura alcanzaba para la hazaña– San Lorenzo volvió a ir y enseguida, tras un corner, Bergessio metió un frentazo que le abría al Ciclón la puerta directa a la clasificación.
Quedaba aún tiempo para que River, con dos más, volviera a dar vuelta la cosa. Pero por impericia propia y el corazón del rival –fue impresionante ver a D´Alessandro correr de una punta a la otra de la cancha– todos los intentos locales se ahogaron.
El pitazo final hizo que una feroz silbatina acompañara la despedida de River, que suma una nueva frustración y pone un signo de interrogante sobre el ciclo de Simeone. San Lorenzo, en cambio, lo festejó a lo grande. Ahora se viene Liga Universitaria de Quito y el sueño de conseguir por primera vez la Libertadores crece.