Falta leche. El comentario es común para quienes estos días van al supermercado. Hace rato que el abastecimiento de lácteos es un problema. En el que se conjugan varios factores: la baja de la producción que generó la inundación de marzo pasado, la menor rentabilidad de los tambos que hizo que muchos productores se volcaran a la soja, la pelea entre las grandes empresas y las grandes cadenas de supermercados.

En Rosario se suma otro factor: un conflicto gremial en la distribuidora local de Mastellone hermanos que dificulta la llegada de la marca que más participación tiene en el mercado, la Serenísima, a las góndolas.

Para peor, el panorama no es muy alentador: los productores dicen que si los precios no mejoran un poco más tamberos se van a volcar a la soja y el año pasado pueden bajar aún más los niveles de producción.

Bernardo Arocena, titular de la Cooperativa de Tamberos Rosario, es uno de los que opina que hay un problema de “negociación entre las empresas y los supermercados” y que eso es lo que genera que se consiga leche en los almacenes pero haya dificultades en las góndolas de las grandes cadenas.

Algo que está directamente relacionado con que “la leche es un bien escaso” y las fábricas buscan sacarle el mejor precio posible.

¿Por qué es un bien escaso en un país que potencialmente tiene la cuenca más importante del mundo? Por un lado los tambos no se recuperaron de la última inundación, por el otro está el problema de la rentabilidad.

Arocena dijo que las condiciones naturales van a mejorar en las próximas semanas con el aumento de las temperaturas Y que nada tiene que ver la exportación, ya que hoy prácticamente la totalidad de lo que se produce se vuelca al mercado interno.

De todos modos, advirtió que el año pasado podría faltar leche aún sin tormentas, ya que cada vez más productores cambian de actividad por la baja rentabilidad.