El Museo del Libro y la Lengua fue una obra pensada ya desde hace cuatro años, y para la edificación se utilizaron planos del legendario arquitecto Clorindo Testa. Algo que rápidamente se nota con sólo ver la fachada, donde resaltan la originalidad de las formas de sus paredes, cada una de ellas pintada de fuertes colores vivos, dándole un aspecto moderno y juvenil.
La creación de este espacio fue una iniciativa del escritor Horacio González, actual director de la Biblioteca Nacional (edificio que se encuentra en la misma manzana que el Museo del Libro y la Lengua). En ese sentido, la Presidenta aseguró que "la Biblioteca es un lugar de encuentro, de debate, como debe ser un lugar como este. Una biblioteca no es solo para juntar libros, sino para promover nuevas ideas, nuevas discusiones”. Sobre el Museo, añadió que es "un nuevo espacio cultural para los argentinos. Donde recuperamos la historia del libro, de la palabra y de la lengua".
Una vez finalizado el acto oficial, la prensa tuvo la posibilidad de ingresar al edificio y recorrer lo que, según sus impulsores, "es el primer museo de este tipo en Sudamérica". Se trata de tres amplias plantas con un estilo moderno y sobrio, donde en cada una de ellas se aborda de una manera diferente la historia del libro en nuestro país.
En la planta baja, se propone un recorrido por las formas sonoras del idioma: las distintas influencias lingüìsticas que tiene la Argentina, donde el aporte migratorio, indígena e incluso africano, son puestos como elementos relevantes en la conformación de nuestra "lengua". La tecnología también se incorporó al Museo: una serie de paneles interactivos, proponen un juego: el visitante aprieta sobre la pantalla el botón de algún idioma (que va desde el chino al idish) y una voz enuncia una palabra en esa lengua, de un listado que aparece visible. El participante tiene que seleccionar de ese listado, cuál cree que fue la palabra pronunciada.
En el primer piso, un rápido recorrido sobre los grandes títulos literarios, ejemplares antiguos, manuscritos y borradores que pertenecieron a los autores más reconocidos del país. La puesta en debate de las letras argentinas parece ser uno de los objetivos centrales de quienes están a cargo del Museo: en vitrinas donde se exponen ejemplares históricos de algunas obras clave, la ubicación de las mismas no responde necesariamente a una cronología de publicación, sino en forma de "choque cultural". Obras clásicas que representan distintas formas de entender lo nacional, lo argentino, así como la historia por la que atravesó la sociedad: "Civilización y Barbarie", el "Nunca Mas", "Martín Fierro", "Rayuela", entre otras.
El Museo también tiene espacio para muestras temporarias, en este caso, se presentó una instalación artística de Roberto Jacoby, sobre el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.
A cargo del Museo estará la ensayista y cercana colaboradora de Horacio González, María Pía López, quien había señalado con anteriordad que este museo del Libro y la Lengua, fue inspirado en el "Museo de la Lengua portuguesa de San Pablo." Sin embargo, el de Buenos Aires, cuenta con características propias: "Pensamos un museo interactivo, una mezcla entre situaciones artesanales con dispositivos informáticos, digitales, electroacústicos y electrónicos", detalló la flamante funcionaria.
Fuente: Educared


