La contemplación del firmamento y la necesidad de encontrar explicación a los fenómenos que salían de lo común fue una preocupación de la humanidad, desde sus comienzos. Por eso, el fenómeno popularmente conocido como “luna de sangre” –que se registrará el 27 de septiembre próximo– tiene diferentes interpretaciones según la fuente que se consulte. Para algunos, esta imagen se asocia a la proximidad del fin del mundo; para otros, un fenómeno astronómico más que tiene explicación científica.

Lo cierto es que la luna adquiere ese color rojizo durante el eclipse porque las partículas de la atmósfera terrestre refractan la luz del sol y sólo dejan pasar la luz roja generando el terrorífico efecto.

"En teoría, la luna debería desaparecer, pues la sombra terrestre impide que los rayos solares incidan sobre su superficie, pero nuestra atmósfera actúa de dos formas: desviando y absorbiendo los colores azules de los rayos solares. La consecuencia es que una luz rojiza ilumina la superficie lunar en el momento de la totalidad", explica Miguel Serra-Ricart, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias.

En Argentina, el inicio del eclipse penumbral será a las 21.12 y se podrá apreciar por igual en todas las provincias. El inicio del eclipse parcial se espera para las 22.07. Aunque el máximo eclipse ocurrirá a las 23.47 cuando la luna esté a una altitud de 51° y terminará a las 02.22.

Este es el último de cuatro eclipses sucedidos entre abril de 2014 y septiembre de 2015, un fenómeno que según la Nasa sólo se repetirá siete veces en este siglo.

Sin embargo, este fenómeno que no es nuevo, fue motivo de las más diversas interpretaciones, según las culturas. En el libro del Apocalipsis puede leerse: "El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre antes de que venga el día grande y espantoso del Señor". Para la cultura Maya, en cambio, el eclipse significaba la "lucha" e "ira de los dioses".