La obesidad y el sedentarismo aumentan el riesgo de muerte en todo el mundo, afirmaron especialistas durante la apertura de un simposio sobre equilibrio energético en el que recomendaron incentivar las investigaciones sobre la relación entre la ingestión de calorías y su consumo.

"Compartimos los problemas del mundo desarrollado, pero la infraestructura de salud (que tenemos) es de países en vías de desarrollo", dijo el endocrino mexicano Fernando Lavalle, al referirse a los riesgos que acarrea el exceso de peso en países de América Latina, durante la apertura de los debates en la ciudad brasileña de Guarujá.

"La obesidad aumenta el riesgo de morir", dijo Lavalle, quien preside el comité organizador de la Serie Científica Latinoamericana, la iniciativa en la que se enmarca el simposio.

Asimismo citó datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al resaltar que el cuarto factor de riesgo más importante para la mortalidad en todo el mundo es la inactividad y que el sobrepeso y la obesidad son responsables de un 5 por ciento de la mortalidad mundial.

El endocrino, que es miembro de la Federación Mexicana de Diabetes, apuntó la relación entre esa enfermedad y la obesidad y citó estudios en los que se hizo un seguimiento a varios individuos durante 16 años, en los que se reveló la prevalencia de obesidad en casos de cáncer.

Mientras, el profesor de la Universidad de Alabama, David B. Allison, presento una ponencia sobre la fisiología del balance energético y argumentó en contra de algunas de las teorías sobre consumo de energía y peso.

Allison explicó las dificultades de predecir la evolución del peso en seres humanos debido a los mecanismos de compensación del organismo y mostró estudios que revelan que tras la reducción de alimentación se produce un aumento de masa debido a que el organismo acumula recursos energéticos para prepararse frente a limitaciones nutricionales futuras.

Además apuntó la dificultad de hacer recomendaciones prácticas concretas para reducir peso por la eliminación de determinados productos o comidas.

La pérdida o aumento de peso no solo se debe a la ingesta de alimentos, sino que también guarda relación con los hábitos del individuo, por lo que los resultados varían, dijo Allison.

Así, el especialista mostró estudios en los que algunos pacientes que no solían desayunar perdían peso al empezar a hacerlo, mientras los que habitualmente hacían esa primera ingesta del día adelgazaban al dejar de hacerlo.

Pero también señaló que con el tiempo ese impacto tiende a desaparecer debido a que el "organismo aprende de dónde consigue calorías" y dispone de mecanismos para compensar el déficit de una ingesta con otras comidas.

"Tenemos que hacer experimentos concretos y no suposiciones", dijo Allison, quien abogó por llevar a cabo estudios a largo plazo.

Fuente: EFE