Fue un 2 de marzo de hace 10 años. En la madrugada de ese día de 1997 Celeste y Daniela volvían de bailar y fueron atropelladas por un automóvil que pasaba como un rayo a 130 kilómetros por hora manejado por un joven que nunca recibió castigo. Luego de 10 años de impunidad el papá de Daniela, Felipe Caruso, se siente defraudado por los jueces que “nunca dijeron que estaban haciendo algo”.

El caso es uno de los más recordados por los rosarinos. María Celeste Haiek tenía de 22 años y Vanesa Daniela Caruso, su amiga, 17. Las dos fueron atropelladas por Sebastián Pira en la esquina de Salta y Oroño, que en ese entonces no tenía semáforos. Pira manejaba el auto de su padre al doble de la velocidad permitida en la zona urbana. Celeste murió luego del impacto mientras que Daniela fue arrastrada una cuadra y luego aplastada por el vehículo.

En ese momento, Sebastián Pira comenzó una historia de escapes que aún no terminó. Se dio a la fuga luego de chocar a las chicas y también durante el proceso judicial. Fue arrestado en Holanda cuando intentaba tomar un avión hacia Israel, un país desde el cual no podía ser extraditado porque no tiene el convenio pertinente con Argentina. Luego volvió a desaparecer y hoy se desconoce su paradero. “Sebastián Pira me da lástima”, dijo el papá de Daniela, una de las chicas atropelladas, en diálogo con el programa Diez puntos, de Radio 2. “Me da lástima lo que hizo y lo que todavía hace. Porque no destrozó dos familias, sino que destrozó tres, la suya también”, dijo el hombre resignado.

Los padres de las chicas muertas en el accidente exigen justicia desde hace una década. Caruso contó  que en este tiempo supo “transformar el dolor en trabajo”. El hombre se encarga de dar charlas a los jóvenes que van a tramitar el carnet de conducir como “homenaje a la memoria” de su hija. El consejo que siempre repite es que quienes manejan un vehículo “deben saber que tiene la obligación de respetar a los demás y no manejar alcoholizados”.