“Triunfo con espacio para la autocrítica”. La sentencia que pronunció temprano, poco después de las 18 de este domingo, en el búnker socialista el senador Juan Carlos Zabalza fue una descripción certera del resultado de la elección de concejales para el gobierno municipal. Sí, Clara García ganó y no es poco, sobre todo en un marco político que se complicó con la onda expansiva del respaldo del PS a la ley de medios en la Cámara de Diputados. Pero de acuerdo a los datos oficiales no llegó al 30 por ciento de los votos (tenía 28,69), y el Frente Progresista perdió una de las cinco bancas que renovaba y también la mayoría propia en el Concejo.

En una elección que se caracterizó por la despolarización, el PJ, con Héctor Cavallero como cabeza de lista, fue segundo (24,18 por ciento). Tuvo más festejar el radicalismo de Jorge Boasso (15,69%), que salió tercero. Es que en el comité departamental de calle Paraguay creían protagonizar el renacimiento de un partido dividido, ya que un sector está dentro del Frente Progresista, y, al fin de cuentas, se cumplió el objetivo fijado: la retención de las dos bancas que se pusieron en juego, ya que también entra Daniela León.

La sorpresa de la elección fue Laura Weskamp, del PRO, que con el 9 por ciento de los votos también obtuvo una banca, y fue muy buena la performance de Alberto Cortés (6,74), de Proyecto Sur, que también tendrá una silla en el nuevo Palacio Vasallo. Un reflejo de que la ciudadanía, como pasó en las elecciones nacionales del 28 de junio, apostó a un reparto del poder. Es que con estos resultados el Frente Progresista obtenía cuatro bancas, el PJ tres, la UCR dos, el PRO uno y Proyecto Sur uno.

La lectura socialista

Eufórica como nunca se la vio a Clara García cuando, cerca de las 20.10, se presentó en la sala de prensa del Hotel Ariston para anunciar lo que, según la muestra elaborada por el socialismo en base a casi 90 mesas testigo, era para ella un triunfo irreversible del Frente Progresista en la elección de concejales de Rosario. Fue como un desahogo, lo que mostró que había miedo de que el resultado fuera diferente. Más tarde, con el resultado confirmado, también el intendente, Miguel Lifschitz, se mostró efusivo después de una campaña dura, en la que en el tramo final se involucró con fuerza con la idea de traccionar votos para su candidata. El otro protagonista de la fiesta, el gobernador Hermes Binner, pareció trazar la lectura más cercana a la realidad: dejó en claro que ahora hay que hacer una apuesta fuerte al diálogo y el consenso.

Binner hablaba de la relación de fuerzas en la provincia, pero cabe también para el diseño político municipal ya que el oficialismo pierde la mayoría de la que hoy goza en el Palacio Vasallo.

Pero igual había festejos en el Ariston y había razones para ello: si bien la fuga de votos era significativa si se compara con comicios anteriores, y eso se traducía en la pérdida de una banca, la victoria revalida –aunque atenuada– la supremacía del partido en la ciudad de cara a la elecciones de intendente de 2011 y muestra las dificultades del PJ para capitalizar el desgaste del oficialismo y posicionarse como alternativa de gobierno local. En cuanto a las aspiraciones de Miguel Lifschitz de ser candidato a gobernador del Frente Progresista, sigue en carrera, pero el resultado está lejos de darle seguridades en ese sentido. Un posible competidor, el intendente radical de Santa Fe Mario Barletta, ganó con sus candidatos con un margen mayor: tenía el 37 por ciento de los votos, siete más que el PJ.

El PJ sin festejo

Al peronismo, en tanto, le costó retener el voto reutemista. Pese a la presencia de Diego Giuliano en el segundo lugar, la figura de Cavallero y del padrino de la lista, Agustín Rossi, emparentaron demasiado la boleta justicialista al kirchnerismo, que, está claro, cotiza en baja en la provincia de Santa Fe. Eso es algo que el propio Lifschitz reflejó cuando dijo que el apoyo de los diputados de su partido a favor de la ley de medios fue usado para perjudicar a su sector.

El resultado pone realmente en dudas que el peronismo, que apostaba a un triunfo –en las internas abiertas había sumado más que el Frente Progresista–, pueda construir una alternativa para 2011 capaz de desplazar del poder al socialismo.

Por derecha

La dificultad del PJ para retener voto antikirchnerista favoreció las chances de Boasso y de Weskamp, que hizo una elección sorprendente.

La concejala electa del PRO sí capitalizó por derecha descontento con los partidos tradicionales de la provincia, ayudada por la incursión que, en el último tramo de la campaña, hizo Gabriela Michetti en la ciudad. 

La UCR tuvo un crecimiento importante en comparación con la interna abierta. Pero tampoco Boasso quedó del todo posicionado para ser alternativa en 2011. En todo caso, sus chances dependerán de lo que pase con el radicalismo a nivel nacional, aunque habrá que ver si el edil queda dentro de un esquema con Julio Cobos o termina jugando en algún otro.

Por izquierda

Alberto Cortés, en tanto, también creció de la mano del prestigio de Fernando Pino Solanas y pareció quedarse por izquierda con votos que, en 2007, fueron a Binner y Lifschitz.