Las pedrada hizo estragos en todos lados y a quienes más afectó, como suele ocurrir en estos casos, es a las personas que viven en los barrios más pobres. En el centro de la ciudad, la actividad este jueves postormenta intentaba normalizarse. Sin embargo, las huellas del temporal estaban en todas partes. Entre ellas, los autos.

Los vidrieros y las casas de parabrisas fueron saturados de pedidos desde el mismo miércoles a la noche. Tal es así, que desde los comercias reconocían que los turnos eran a plazo “indefinido”. Y ante la falta de respuestas, los dueños de los coches averiados empezaron a buscar variantes.

Los que quedaron con los parabrisas astillados decidieron correr el riesgo y seguir manejando en esas condiciones. Otros taparon  con lonas, plásticos o lo que este a mano el vidrio faltante. En definitiva, se trata de daños materiales ante una pedrada sin precedentes.