Al menos tres personas murieron y 42 resultaron heridas, incluidos varios extranjeros, en la serie de atentados que sacudió Bangkok durante la noche de fin de año y en otra explosión sucedida este primero de enero en Chiang Mai, la principal urbe del norte del país.

Los artefactos explosivos hicieron temblar lugares públicos de la capital tailandesa en dos oleadas, una la tarde del domingo y la otra después de las doce campanas que dieron entrada al 2007.

Las tres víctimas mortales corresponden a los atentados vespertinos y todas ellas son tailandesas, no ocurre así con los 38 heridos de Bangkok, entre los que figuran al menos seis extranjeros (británicos, serbios y húngaros).

Seis explosiones sucedieron con poco tiempo de diferencia sobre las 18.00 hora local (11.00 GMT) del domingo en Victory Monument, junto al templo chino en Klong Toey, dos puestos de policía en Sikhumvit y Nonthaburi, junto al centro comercial de Seacon Square y en el supermercado Tesco.

El hospital King Mongkut ha confirmado un muerto, el centro Chulalongkorn tiene otro fallecido, además de heridos graves, y el Rajvithi Hospital un tercer cadáver.

La segunda oleada comenzó con una bomba en el restaurante Best Seafood que, entre otras personas, hirió a dos británicos. Según algunos testigos, uno de ellos perdió una pierna.

Los otros extranjeros heridos pertenecen a la explosión en Central World Plaza, en el centro de Bangkok y el lugar donde iba a tener lugar una de las celebraciones organizadas por la Nochevieja, pero que fue cancelada con la primera oleada de atentados.

Un testigo declaró que un artefacto estalló a las 12.00 de la noche y el otro a las 12.05, y explicó que metían a los heridos en taxis para trasladarlos urgentemente al ambulatorio.

Entre las 00.05 y la 01.00, la policía desactivó un artefacto explosivo en Khao San Road, una zona del centro de tailandia junto al Gran Palacio repleta de pequeños hoteles para turistas, y otro en Lumpini Night Bazaar, un mercado nocturno frecuentado por tailandeses y extranjeros.

Una última explosión sucedió esta mañana en una mezquita de Chiang Mai, a unos 600 kilómetros al norte de Bangkok, y causó cuatro heridos, todos ellos de nacionalidad tailandesa.

Los culpables usaron explosivos del tipo C-4 y detonadores digitales y granadas, según la investigación preliminar.

"Basado en la información del Gobierno y de los servicios de inteligencia, ha sido el trabajo de personas que perdieron el poder, pero no puedo decir con claridad qué grupo es el autor", indicó el primer ministro interino tailandés, el general Surayud Chulanont, a la salida de una reunión de urgencia celebrada esta mañana en Bangkok.

"Querían conseguir un impacto político y que los tailandeses sintieran inestabilidad política", añadió Chulanont, quien consideró "muy improbable" la hipótesis que acusa al movimiento separatista musulmán que opera en el sur del país.

Bangkok, una población de doce millones de habitantes, no había sido nunca antes objeto de un atentado, a pesar de las amenazas vertidas por la rebelión islámica cuya violencia en las provincias de Narathiwat, Yala y Pattani se ha cobrado más de 1.900 muertos desde que reapareció, en enero del 2004.

Los militares dieron un golpe de estado en Tailandia el 19 de septiembre pasado para expulsar al primer ministro Thaksin Shinawatra, por socavar la democracia y desunir la nación.

El golpe de estado motivó malestar entre sectores castrenses afines a Shinawatra, quien durante su mandato situó en las altas esferas de las Fuerzas Armadas a personas vinculadas al que fuera su partido, "Thai Rak Thai" (Tailandeses Aman lo Tailandés).

Un portavoz de esta agrupación negó hoy cualquier participación del "Thai Rak Thai" con los atentados y advirtió a las autoridades del peligro de apuntar con el dedo.

Ninguna organización o banda armada ha reclamado la autoría de las bombas, de momento.

El gobernador de Bangkok, Apirak Kosayodhin, ha recomendado a los habitantes de la capital permanecer en sus casas.

Las embajadas de Australia, Canadá, Nueva Zelanda y el Reino Unidos han emitido advertencias a sus ciudadanos para que eviten las calles de Bangkok.

El líder golpista, el general Shondi Boonyaratglin, a quien la violencia le ha sorprendido de peregrinaje a La Meca, anunció que regresaba hoy mismo.