Y se vino nomás. Aunque el granizo fue escaso y sólo en una parte de la zona oeste, un verdadero vendaval se desató sobre la ciudad poco después de las 8.20 de este miércoles por la mañana. Mucha lluvia y, sobre todo mucho viento. Y hubo destrucción y también tragedia: una familia, compuesta por un matrimonio y su hijo murió el Villa Gobernador Gálvez, al tocar un portón electrificado.

Hubo en total 130 árboles caídos, pero además infinidad de ramas cortadas, calles anegadas y casas inundadas. También dos quioscos de diarios –uno en 1º de Mayo y Mendoza y otro en Salta y Presidente Roca– tumbados por los fuertes vientos. Si bien para el Servicio Meteorológico señalaron las ráfagas rondaron los 98 kilómetros por hora, para el titular de Defensa Civil, Marcos Escajadillo, el viento superó esa intensidad y se sintió muy cerca de los 125 kilómetros por hora que tuvieron las ráfagas de la inolvidable tormenta del 15 de noviembre.

Esa ferocidad complicó el suministro de energía eléctrica. Primero fueron unas 15 las líneas de media tensión que fallaron y dejaron sin luz a unas 25 mil personas aunque para este miércoles a la noche sólo quedaban tres líneas afectadas y unos siete mil usuarios. Según puntualizó Marcelo Vecellio a Rosario3.com, en Fisherton R, la zona de Colón y Centeno y barrio Las Flores las tareas no alcanzaron a recomponer el servicio y recién el jueves o viernes se terminaría de resolver los problemas de media tensión, aunque restarán resolver los problemas puntuales (de baja tensión). 

Víctimas fatales

La jefatura de policía informó que una mujer de 32 años debió ser derivada al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), con heridas cortantes en el cuero cabelludo y brazos, luego de que un árbol de gran porte cayera sobre su automóvil Ford Falcon, en Olegario Andrade y Callao, en la zona sur. 

En Villa Gobernador Gálvez, un matrimonio y uno de sus hijos murieron electrocutados en su vivienda de Alvear 977, del barrio Pueblo Nuevo. La comisaría 25 identificó a las víctimas como Amado Raúl Tata, de 61 años; su esposa, Ana Serón, de 56, y el hijo de ambos, Emilio Tata, de 32. La fuente señaló que el padre que literalmente quedó "pegado" a una escalera metálica que había hecho contacto con un cable pelado en el techo de la vivienda, y que la mujer y el hijo también murieron al tratar de ayudarlo.

A diferencia de lo ocurrido en aquel temporal de granizo, esta vez no hubo evacuados. Defensa Civil señaló que las zonas más afectadas fueron zanjeadas en el transcurso de la mañana y el mediodía por parte de personal de Hidráulica de la Municipalidad. Los distritos que quedaron peor fueron el oeste, el norte y el sur.

Una mañana que revivió aquella tarde terror

"Es un tornado, es un tornado", gritaba un hombre en el centro, cuando el cielo se oscureció de tal forma que parecía de noche y el pánico volvió a ganar a los rosarinos, que volvieron a ver reflotar el fantasma de la tormenta del 15 de noviembre. Se veía venir, por lo cual la gente llegó a guardar los autos y al momento en que se largó la tormenta no había un coche circulando en la calle.

A minutos de comenzada la lluvia intensa, comenzaron a verse las calles anegadas, árboles caídos y el alumbrado público dañado. También empezaron a llegar a Radio 2 avisos de cables cortados y cortes de luz.

Cuando a las 9, lo peor parecía haber pasado, se empezó a ver otra vez un panorama de bocacalles absolutamente inundadas –en el centro casi todos– y las calles tapizadas por las ramas y árboles caídos. También casas inundadas porque los subsumideros no daban abasto. También llegaban quejas porque los taxis no paraban cuando la tormenta era inminente.

Los llamados desde distintos barrios, pero sobre todo de zona sur, por ejemplo, se repetían: calles bloqueadas por árboles caídos –incluso reportaban de autos que estaban estacionados aplastados–, cables rotos por los mismos árboles, calles inundadas.

En barrio Tango, en Mendoza al 8800, por ejemplo, cayó un eucalipto gigantesco que arrastró cables y no se podía entrar y salir ya que taponaba la calle de ingreso.

En San Lorenzo al 5100, en tanto, también cayó otro árbol –un álamo de unos diez metros de altura y un tronco de importante grosor– arriba de una casilla de madera y chapa, pero no hubo víctimas. "Estábamos durmiendo cuando escuchamos una explosión, salimos corriendo a ver y nos encontramos con el árbol arriba de la casa".