Maricel Bargeri

¿De qué hablamos cuando hablamos de género? ¿Está en los bordes del sistema o, por el contrario, abre grietas en su intestino? Llena de interrogantes, con la palabra y la convicción como herramientas, Sonia Tessa comenzó a transitar el camino del periodismo.

En simultáneo, empezó a fojar un espacio que le permitiera comprender de qué modo las relaciones humanas expresan una asimetría simbólica ligada al hecho de si se nace varón o nena.

La también licenciada en comunicación social y actual editora de Rosario 12 y periodista de Las 12 –además, pasó por La Capital, Radio 2, El Ciudadano y colaboró con Rosario3.com– recibe este viernes a las 14 una distinción que le otorga el Concejo Municipal por sus aportes en temas de género. A instancias de un proyecto presentado por los concejales radicales María Eugenia Schmuck y Jorge Boasso, el reconocimiento se suma a otros créditos obtenidos por la cronista.

Tessa recibió el Premio "Juana Manso" en 1999, 2003, 2008, y a la trayectoria en 2009. El mérito es otorgado desde el Área de la Mujer de la secretaría de Promoción Social de la Municipalidad para distinguir a las diferentes expresiones periodísticas que promuevan la igualdad de género.

La periodista, además, viene realizando en los últimos dos años una cobertura de distintos hechos relacionados con crímenes de lesa humanidad, desde los juicios a los genocidas celebrados en los tribunales federales de Rosario, hasta el recupero de las historias de vida y muerte ligadas a la última Dictadura argentina.

“Recibir este reconocimiento me pone contenta. No lo esperaba”, revela Sonia Tessa en diálogo con Rosario3.com, horas antes de la distinción, que coincide con el Día de la mujer.

—¿Cuándo empieza tu interés por la problemática de género?

—Tengo registro de que ciertos temas siempre me interesaron. Por ejemplo, el aborto. Sí me parece que me empecé a encontrar una mirada sobre el tema a partir de la experiencia que hicimos con Carolina Monje, Fernanda Blasco y Cecilia Vallina en El Ciudadano con la edición del suplemento La Cazadora, en el año 1999. Duró pocos meses, pero creo que ahí le encontré la vuelta a empezar a problematizar con una mirada específica. Dejaron de ser temas aislados para tener una unidad, una mirada de género.

—¿Cómo explicás esa construcción?

—Hay dos cuestiones. Una es la mirada periodística, porque nosotros los periodistas siempre estamos buscando los aspectos noticiables. Pero además, cuenta comprender la lógica del patriarcado. Una mirada de género nace de entender que las relaciones entre los dos sexos no son naturales sino culturales, y que, en esas relaciones ha intervenido un sistema que es el patriarcado. Ahora, esa es una realidad que se explica en cada caso. No es que yo voy con un manual sobre cómo funciona el patriarcado y listo. Cuando me refiero a los casos puntuales pienso, por ejemplo, en Ana María Acevedo, a quien le negaron un aborto terapéutico. Creo que esa comprensión te da una mirada y después eso se aplica a un hecho noticiable. El Comité de Bioética del Hospital Iturraspe de Santa Fe le negó la práctica a Acevedo y no pudo someterse al tratamiento adecuado para paliar un cáncer en el maxilar. La institución argumentó "cuestiones culturales y religiosas. Falleció el jueves 17 de mayo del 2007, a los 20 años. Tenía otros tres hijos.

El vestido, las chicas y el género

La mirada de género no es restrictiva de lo que ocurre con las mujeres, como tampoco se circunscribe a “lo femenino”, un continente tan amplio como ambiguo, fértil de estereotipos machistas.

Al ser consultada sobre esa primera experiencia en El Ciudadano y en concreto, la organización del sumario de cada edición, Sonia recuerda la experiencia como un espacio de aprendizaje.

“En La Cazadora colaboraron muchas periodistas pero, el núcleo duro éramos cuatro y entre nosotras había dudas. Recuerdo una vez que tuvimos que hacer una nota sobre «el vestido de novia», y se dio toda una discusión", explica.

"Otro ejemplo muy claro era el caso de las entrevistas. Si vos entrevistás a una fotógrafa, el eje está en su mirada como mujer de la fotografía, más que en su relación con el trabajo. Porque si no sería una nota para un suplemento cultural. Esta mirada se fue construyendo. En esa confusión vivíamos y nos atravesaba”.

La otra instancia de quiebre que la editora de Rosario 12 señala es su ingreso al suplemento Las 12, invitada por Marta Dillon: “Eso me entrenó mucho porque el salto fue no sólo escribir sobre mujeres sino cómo. Ahí dejó de ser una reflexión para ser un método”.

—Cuál es la dinámica de ese método, si bien ya explicaste que no hay recetas magistrales sino casos específicos

—Mirá, hay un pequeño ejercicio para detectar la discriminación sexista que es preguntarse: si ésto se dijera de un judío o de un negro ¿Sería discrminatorio? De una mujer pasan como naturales algunas afirmaciones que nos estigmatizan, como que somos «locas» o «brujas. Ahora, si esos estereotipos irían dirigidos a otros colectivos, generarían mucha indignación. La otra pregunta que me hago es: esto que le pasa a una mujer, ¿le pasaría si no lo fuera? Y la respuesta podría ser que sólo las mujeres nos embarazamos, por ejemplo. Y ahí el interrogante es si un hombre soportaría el hecho de no ser asistido contra el cáncer porque está embarazado. Creo que no, aunque es una imposibilidad natural. Pero las respuestas están relacionadas con todo lo que ha construido el patriarcado sobre la maternidad, todos esos relatos y las imposiciones.

Lo personal y lo político

"Así como existe un sistema capitalista que nos atraviesa y nos domina, también existe un sistema simbólico, que es más difícil de desmontar porque está impregnado desde el momento mismo de la concepción, el día en que la madre se entera si va a ser varón o nena. Ese sistema establece relaciones de poder entre los distintos géneros, lo que no significa que los varones no sean también dominados. Y, como decimos las feministas: «todo lo personal es político»", afirma Sonia Tessa.