No sólo un crimen por encargo, sino un crimen con móvil político. Es que los investigadores del asesinato de Abel Beroiz, tesorero de la Federación Nacional de Camioneros, sospechan que un gremialista pudo haber mandado a matar al sindicalista.

En su edición de este sábado, el diario La Nación asegura que la justicia provincial tiene en su poder elementos que involucran a un sindicalista cuyo nombre se mantiene en reserva y señala que se llegó a esa conclusión tras el análisis de las listas de contactos telefónicos del principal sospechoso de ejecutar el crimen, identificado como Raúl Flores, de 24 años, a quien la policía busca por toda la provincia.

Hugo Moyano, líder de la CGT y además allegado a Beroiz, presentó mediante sus abogados un escrito al juez de instrucción de la 13a. nominación de Rosario, Omar Barbero, que está a cargo del caso. En el documento asegura: “No poseo datos para aportar a la investigación”. En declaraciones a los medios, Moyano había vinculado el crimen a la inseguridad y descartado otras versiones.

Beroiz, de 70 años, fue asesinado el 27 del mes pasado cuando se disponía a retirar su vehículo de una playa de estacionamiento del Automóvil Club Argentino (ACA), en Rosario.­ En principio se pensó en que el móvil podría haber sido un robo, en los últimos días incluso se habló de la posibilidad de crimen pasional, algo descartado por los allegados a la víctima. Pero ahora toma cada vez más fuerza la hipótesis de ajuste de cuentas vinculadas a su trabajo.

Por lo pronto, el juez Barbero liberó a las personas que había detenido en el marco de la investigación, en respuesta al pedido de la defensora oficial Estrella Galán. Los tres (una mujer y dos hombres) quedaron imputados por encubrimiento, delito excarcelable.