Nicholas Carr advierte que mientras disfrutamos de las bondades de la red, es necesario preguntarse si estamos “sacrificando nuestra capacidad para leer y pensar con profundidad”. En este libro, Carr desarrolla sus argumentos para crear un análisis crítico de las consecuencias intelectuales y culturales de Internet.
El autor postula que nuestro cerebro, “como demuestran las evidencias científicas e históricas, cambia en respuesta a nuestras experiencias, y la tecnología que usamos para encontrar, almacenar y compartir información puede, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales. Además, cada tecnología de la información conlleva una ética intelectual”. Así como el libro impreso servía para centrar nuestra atención, fomentando el pensamiento profundo y creativo, Internet fomenta el “picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes”.
La Red nos está “reconfigurando” a su propia imagen, volviéndonos más hábiles para manejar y ojear superficialmente la información pero “menos capaces de concentración, contemplación y reflexión”, advierte Carr, quien se propone entender y aprovechar las nuevas tecnologías.
El autor postula que nuestro cerebro, “como demuestran las evidencias científicas e históricas, cambia en respuesta a nuestras experiencias, y la tecnología que usamos para encontrar, almacenar y compartir información puede, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales. Además, cada tecnología de la información conlleva una ética intelectual”. Así como el libro impreso servía para centrar nuestra atención, fomentando el pensamiento profundo y creativo, Internet fomenta el “picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes”.
La Red nos está “reconfigurando” a su propia imagen, volviéndonos más hábiles para manejar y ojear superficialmente la información pero “menos capaces de concentración, contemplación y reflexión”, advierte Carr, quien se propone entender y aprovechar las nuevas tecnologías.


