El remate de una vivienda única que no quedó bajó el amparo de la ley de protección fue suspendido este jueves a la tarde gracias a la movilización de organizaciones que defienden a este tipo de deudores.

La convocatoria fue a las 18 en la sede de la Asociación de Martilleros Públicos de la calle Entre Ríos 238, donde se presentaron las partes para discutir el problema.

La familia Herrera, cuya vivienda está en juego, estuvo acompañada por sus vecinos, miembros de la Concejalía Popular y de la Agrupación para la Protección de la Vivienda Única (Aprovu), los cuales funcionaron de freno para que el remate no se efectuase.

En el lugar hubo vallas  de contención sobre la puerta principal de acceso de la dependencia y control policial por parte de la comisaria tercera con jurisdicción en la zona.

“La espera de la audiencia fue con total normalidad”, aseguraron desde la Concejalía Popular, aunque el remate no se llevó a cabo por falta de seguridad, según informaron fuentes de la Asociación de Martilleros.

Delia Afranchino, de la Concejalía, aseguró que “existen posibilidades de llegar a un acuerdo” siempre y cuando la otra parte acepte un convenio justo y agregó: “Tenemos que ser cautos con esta posición que tomaron de suspender el remate, supuestamente por que no estaba garantizada la seguridad. Pedimos que se eleve desde la comisaria un informe en donde se detalle que aquí no pasó nada y que la manifestación fue de forma pacífica, ya que, esta situación sin la existencia de dicho informe puede llevar a  que en el próximo paso el remate se concrete a sobre cerrado”.

La historia

José Herrera es padre de cinco hijos de los cuales dos son menores de edad, es propietario de un módico departamento ubicado en las torres de Ocampo y Buenos Aires.

En la década del 80 fueron asignadas por el banco Hipotecario con fines sociales y a pagar en el trascurso de treinta años por medio de una hipoteca. Pero José como tantos argentinos en los noventa pasó a formar parte de las filas de los desocupados y hasta hoy debido a su edad no pudo volver a conseguir un trabajo formal, lo que llevó a este hombre a mantener una deuda con el banco por su propiedad y que esto desencadenara en la tarde de ayer en un audiencia de remate, según narraron desde la Concejalía Popular.

La deuda original se fue incrementándose desde esos años a esta parte,  a pesar de las reiteradas oportunidades en las que se intentó dialogar con el  banco para poder conseguir un plan de pago.  La posibilidad de ponerse al día siempre  fue negada.

Hoy la deuda es de más de cuarenta y cinco mil pesos si sumarle los punitorios y otros costes que elevarían la misma a más de noventa y cinco mil. “La deuda existe, no lo niego, nunca me dieron la oportunidad de pagarla. Me atendieron una sola vez y después  no tuve más respuestas de la otra parte hasta que me llegó la cédula de remate”, aseguró Herrera.