El diario alemán Bild, el más leído de Europa según la Agencia Alemana de Prensa (DPA), publicó todos los textos de su portada escritos a mano, en la edición del miércoles último, para alertar sobre “la extinción de la caligrafía”. “¡Alarma! La escritura a mano se extingue”, advierte el diario en su título principal en cursiva.

El periódico citó un nuevo estudio según el cual uno de cada tres adultos “no escribió nada a mano durante el último medio año”. “Nos comunicamos ya casi sólo por SMS o mail”, determinó.

Para la curiosa portada no se utilizaron tipografías que imitan a la letra humana, sino que son textos realmente escritos por diversos redactores del diario, con sus diferentes letras.

Aunque las estadísticas citadas parecen contudentes para describir el presente de la caligrafía, al menos en Alemania, suena extraño que las personas relevadas hayan prescindido totalmente de la escritura a mano durante tanto tiempo.

Ésa es la lectura que hace del tema la profesora Alberta Arroyo, ex docente de escuela primaria y formadora de docentes quien señaló a Rosario3.com que “es difícil pensar que las personas encuestadas no hayan escrito absolutamente nada a mano en los últimos seis meses. Que no hayan firmado ningún documento, completado un formulario, copiado una receta, confeccionado alguna lista, o anotado algún dato telefónico a mano durante tanto tiempo”.

De todos modos, la noticia difundida por Bild resulta útil para rescatar los beneficios de la escritura a mano “antes de que se extinga”, como ellos mismos vaticinan en base al estudio publicado en una edición de la última semana.

“La caligrafía es una tecnología del habla; es una extensión de la mente humana. Lo que se piensa, primero se oraliza, se dice y luego se lleva a una representación de letras o signos. Así surge la escritura que tiene un grado de abstración casi absoluto”, explica Arroyo.

“Además –dice– la escritura es una habilidad motora fina, que necesita destreza; es una coordinacion visomotora, porque se ponen en juego las apreciaciones de la mano y del ojo en el momento de poder plasmar el pensamiento”.

Sin menoscabar la importancia de las nuevas tecnologías, los educadores rescatan la relevancia de la caligrafía a mano como una construccion que realiza la persona que algunos han definido como “la pintura de la voz”. Es una herramienta de expresión que facilita el registro y el recuerdo de lo aprendido.

Qué dice la caligrafía acerca de quién escribe

“Si algo nos cambia en el escribir o en la letra, algo nos está cambiando en la vida –sostiene Arroyo– porque la actividad de la escritura pone en funcionamiento varias regiones del cerebo. Los neurólogos indican que al escribir a mano se activan más regiones cerebrales que cuando se escribe en una computadora; esto puede comprobarse a través de las resonancias magnéticas del cerebro”.

“Una escritura manual que nos llega, permite identificar al otro. Por la escritura sabemos quién es y cómo estaba en el momento en que escribió. Habilita una forma de sentir antes de empezar a leerlo”, señala la docente y plantea “qué será de la Grafología utilizada en los peritajes, si se hace realidad la extinción de la caligrafía”.

La escritura también es favorecedora de nuestro propio crecimiento, ya que estimula zonas cerebrales de la memoria y del pensamiento. “En ella interactúan tres memorias –visual, auditiva y motora–. Si la motora olvida el cómo, lo ortográfico y la comprensión de la escritura van decayendo”, señala Arroyo.

Maestros y profesores coinciden en que el incremento –a veces desmedido– del uso de la fotocopia en el aprendizaje ha perjudicado el cuidado por la ortografía, porque al no tener que escribir por su cuenta, ni copiar del pizarrón, ni tomar nota al dictado, “se pierde la construcción de la palabra y con ello, la totalidad de su sentido, que es lo que incorporamos cuando aprendemos a leer.

“La escritura a mano sigue siendo una tecnología sencilla, portátil y de gran eficiencia, perfectamente compatible con las nuevas tecnologías”, sostiene Arroyo y cita al escritor José Saramago quien, en defensa de la escritura, dijo que «en última instancia, sobre el disco duro de un ordenador no se puede derramar una lágrima y una carta escrita en la pantalla nunca se podrá apretar contra el corazón»".