En el mundo existen 50 reportes de casos de cáncer de piel asociados a tatuajes, de los cuales 16 resultaron ser melanomas, es decir. el tipo de neoplasia cutánea más agresiva. Si bien no se ha podido comprobar la relación causa-efecto directa entre uno y otro. es sabida la dificultad diagnóstica que genera un tatuaje debido al “enmascaramiento” que produce de las lesiones cutáneas.
Además del obstáculo en la detección de lesiones con potencial maligno, existe una extensa lista de complicaciones propias de esta práctica. entre las que podemos destacar las infecciones locales o a distancia (endocarditis, hepatitis), las reacciones alérgicas y la migración de tinta a ganglios vecinos. Esto último, dificulta aún más el manejo de pacientes con melanoma, a los cuales se les debe investigar la existencia de metástasis en el sistema linfático.
A lo antedicho se agregan los inconvenientes que surgen en los métodos de diagnóstico complementarios, como ser la Dermatoscopía Digital y la Anatomía Patológica, debido a la existencia de pigmento exógeno en las lesiones examinadas.
Los tatuajes constituyen una verdadera dificultad diagnóstica y terapéutica de lesiones cutáneas con potencial maligno. Por lo tanto, se recomienda a los pacientes que eviten realizar tatuajes sobre lesiones preexistentes, que se informen acerca de sus posibles complicaciones y se invita a las autoridades sanitarias a regularizar el uso de tintas con potencial carcinógeno, debido a que la FDA (Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos) aún no ha aprobado ninguna de ellas.
Dra. María Clara Bernardini, integrante del Servicio de Dermatología de Grupo Gamma
Fuente: www.grupogamma.com



