Estudiar en grupo puede ser una buena opción, sobre todo cuando se trata de materias largas o complejas. Pero hacerlo para que otorgue resultados efectivos y no se transforme en una pérdida de tiempo requiere cumplir ciertas reglas.

El sitio Gestión Polis repasó las principales:

Elegir bien a los compañeros: deben ser personas con interés en aprender, compromiso con la materia y actitud colaborativa. El grupo no debe ser numeroso porque eso fomenta la dispersión.

Acertar con el ámbito de estudio: tratar de evitar lugares de mucho movimiento y ruido como los bares o casas de familias numerosas. Esto provoca interrupciones permanentes e irrita a los presentes. El ámbito de estudio debe ser lo más tranquilo posible, con buen espacio para distribuir los apuntes y libros, y adecuada luz para leerlos.

Planificar: hay que definir días y horarios de estudio de antemano en los que todos puedan estar presentes. También se pueden fijar recreos después de una hora o 90 minutos de estudio.

A su vez, suele ser muy útil fijarse un cronograma de estudio para saber qué conceptos deben quedar claros en cada jornada. De este modo cada integrante puede ir con el tema leído para debatir en conjunto y todos van avanzando a la par.

Retroalimentarse: una de las razones por las que vale estudiar en grupo es que varios ojos ven más que dos, y es posible que cada uno sume conocimientos adicionales de la materia, o aporte otra visión del mismo tema. Los compañeros también sirven para sacarse rápidamente las dudas y para jerarquizar la importancia de cada concepto. Si todos cumplen con su parte, al finalizar el estudio cada uno sabrá más de lo que hubiera sabido si estudiaba por su cuenta.

Cambiar de roles: cada uno debe colocarse en distintos papeles a lo largo de la jornada para asimilar conceptos. Uno primero puede exponer el tema, luego ponerse en el lugar del maestro para interrogar a otro por algo que no quedó claro, o efectuarle una pregunta sobre otro tema.

Debatir y sacar conclusiones: para concluir, se recomienda que algunos del grupo adopten una posición determinada y los demás les discutan desde la perspectiva opuesta. De esta manera, repasarán puntos en común y se solventarán posibles contradicciones. Al finalizar la jornada, se puede evaluar si se cumplió o no con los objetivos previstos.