Oscar Alberto Demelli, la Momia de Titanes en en Ring, confirmó que demandó a la empresa fundada por Martín Karadagián por la falta de pago de jubilaciones a los que oficiaban de luchadores. También compartió recuerdos y secretos de aquellos días en los que el éxito estaba asegurado.

El ex Titán conversó en A Diario con Alberto Lotuf sobre lo que denominó “mi última lucha en pos de la reivindicación moral de mis compañeros” contra la empresa “Titanes en el Ring”, fundada por el legendario Martín Karadagián. Según explicó, elevó una nueva demanda por despidos y falta de aportes jubilatorios junto a Eduardo Gorrasi por unos 5 millones de dólares.

Tras haberse impuesto en una disputa legal que le llevó 23 años hasta que el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial le concedió el registro de la marca de “La Momia”, Demelli también motorizó otros reclamos judiciales. Ahora Demelli secunda en tribunales a otros protagonistas del programa como José Arévalo (“Kangai el mongol“), Norberto Paterno (“Sullivan“, “Diabolo” y otros personajes), Alejandro Rodrigo (“Mr. Moto“), Jorge Di Cicca (“El caballero rojo” y “Leopardo“), Jorge Andrea (“Androide“, “Dink C” y otros) y Pedro Bocos (“Ulises el griego“, entre otros).“Llevo más de 33 años luchando por la integrdridad de Titanes en el Ring. Yo los acompaño en esta demanda por despidos compulsivos y porque ningún titán se pudo jubilar”, sostuvo.

“La Momia“, que actualmente se desempeña como productor del Grupo Crónica, explicó que la acción es contra Paulina Valeria Karadajiyán, hija de Martín (tal el verdadero apellido de Karadagian), quien según contó continuó explotando el espectáculo: “Ella heredó el activo y el pasivo”, advirtió.

Demelli, quien también encarnó a Rómulo y a Kojak y fue secretario personal de Karadagian, aseguró que ser la “auténtica” momia aunque admitió que hubo “muchos truchos” detrás de los vendajes. “Tengo el título y la marca la va a heredar mi hijo”, indicó. La Momia Blanca nació en 1964 cuando se quebró tibia y peroné. Para poder seguir en el ring se le ocurrió usar las vendas en todo el cuerpo.

“Llevo una lucha de más de 35 años para la reivindicación de mis compañeros. Tengo tiempo, tengo sustento para aguantar y suficiente fuerza para esta última lucha en pos de la reivindicación moral de mis compañeros”, remarcó.