La hora de comer es sagrada en Italia. A tal punto que un proyecto que hace peligrar el horario del almuerzo puso en vilo a los trabajadores italianos. Es que a las 13.30, y al menos por una hora (dos en el caso de los comercios), el país se paraliza completamente para dar gusto al estómago. Un ritual que los italianos están dispuestos a defender con uñas y dientes, como lo demuestra la pequeña revolución que han desencadenado las palabras de un ministro que intenta reducir por ley el tiempo que los trabajadores dedican al almuerzo.

"La pausa para comer representa un daño para el trabajo, pero también para la armonía de la jornada. Yo no la practico desde hace 20 años", se descolgaba Gianfranco Rotondi, ministro de Actuaciones del Programa.

"La palabra clave es flexibilidad. Si una mujer prefiere renunciar a la hora de la comida y volver a su casa una hora antes para poder ir a recoger a su hijo al colegio, debe ser libre de poder hacerlo", declaró y luego agregó: "Debemos decir no al tótem religioso que paraliza toda Italia por una hora. Está claro que todos los parlamentarios y buena parte de los funcionarios podrían prescindir de ella. Es en la dilatación de la pausa para comer donde anida el fenómeno del absentismo laboral", según publica El Mundo.

Las declaraciones molestaron a sindicatos y a numerosos políticos de la oposición. "Es ridículo. Ya puestos, debemos abolir también el fastidioso rito de dormir y hacer turnos de 24 horas", se queja Carlo Podda, secretario general de CGIL, el principal sindicato italiano.

"¿Pero el ministro Rotondi trabajó alguna vez?", dijo enojado Gianni Pagliarini, del Partido de los Comunistas Italianos. "El Pueblo de la Libertad –partido que lidera Silvio Berlusconi y al que pertenece Rotondi– tiene tan poca consideración por los trabajadores que sus derechos les parecen una pesadez", concluyó.

"Es una broma, ¿no?", soltó Antonio Borghesi, de la Italia de los Valores, el partido capitaneado por el ex fiscal Antonio Di Pietro.

En vista de la avalancha de críticas, a Rotondi no le quedó otra que minimizar sus dichos. "Si un ministro quisiera hacer una ley para modificar los horarios de comer habría que encerrarle", señaló. "Yo no me paro a comer desde hace años, pero tampoco quiero entrar en conflicto con los legítimos derechos de los trabajadores. Lo ideal sería que cada trabajador pudiera elegir", continuó. Y añadió: "No he hecho ninguna propuesta para abolir la pausa para comer, sólo he dicho que yo no la hago desde hace 20 años".