Los sucesivos hechos delictivos que tienen por víctimas a los choferes del transporte urbano de pasajeros de la ciudad preocupan a las autoridades de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de Rosario. Aún así, desde el gremio reconocen que sería imposible contar con custodia policial en todas las puntas de línea, a fin de bajar los niveles de inseguridad.

A partir de la agresión y el robo sufridos este domingo por un conductor de la línea 107 en el cruce de Isola y Pasaje 142, las autoridades municipales y policiales se reunieron con dirigentes de UTA y acordaron un operativo especial de vigilancia con un móvil policial fijo en Grandolli y Gutiérrez, donde, entre las 22 y las 8, queda establecida a partir de este lunes a la noche la parada del final de recorrido, tanto para la línea 107 como para la 146. Pero según evalúan desde UTA se van poniendo parches donde se produce el incidente, sin que se solucione la cuestión de fondo.

“Alcanzar una solución integral al problema de la inseguridad en todos los puntos críticos de la ciudad, sería una utopía porque no da la ecuación numérica de la policía", reconoció Sergio Copello, secretario adjunto del gremio de los colectiveros, en diálogo con Rosario3.com.

"No alcanzan los móviles policiales –continuó el dirigente–; muchas veces, aunque estén los coches disponibles, no tienen combustible para desplazarse, los agentes policiales no son los suficientes y además tienen que velar por la seguridad de todos los habitantes y no sólo de los choferes del transporte público”.

Los colectiveros dicen que no hay días más o menos peligrosos que otros para circular por las calles de Rosario, pero admiten que durante la noche se sienten más expuestos, ya que la mayor cantidad de delitos cometidos contra ellos, se producen en esa franja horaria.

Tampoco puede establecerse un “mapa de la inseguridad”, dicen, porque los delincuentes están diseminados y suben a los coches en cualquier sector de la ciudad. De todos modos, aclaró Copello, la periferia es más conflictiva para circular porque “es tierra de nadie”, y señaló como algunas de las zonas “más picantes” para transitar al barrio Santa Lucía, donde llega la línea 153; La Lata, con la 112; el sector del frigorífico Swift y Cristalería, entre otros.

En cambio, resalta una especie de “código de convivencia” entre la gente del barrio Las Flores y los trabajadores del transporte urbano. “Esa zona es conflictiva, pero al menos los choferes no sufren agresiones físicas –afirmó el dirigente– y lo entiende como una toma de conciencia por parte de los habitantes del barrio de que la línea 140 es la única que llega hasta ahí, y que si agreden a los trabajadores, se quedan sin transporte para entrar y salir del barrio”.