Como suele ocurrir, la tragedia pone en el centro del debate cuidados y precauciones que no se tienen en cuenta. La beba de sólo once meses que murió ahogada al caer dentro un balde con agua en una casa de Venado Tuerto encendió la alarma sobre aquellos peligros domésticos que permanecen invisibles a los ojos de la familia.
En ese sentido, el jefe de Programa de Prevención de Accidentes de la provincia, Osvaldo Aimo, aseguró que es responsabilidad de los adultos “ofrecer un medio ambiente lo más seguro posible” a los niños, porque éstos cuando son muy chicos “no entienden qué es el peligro”.
Aimo recodró otro caso similar en Rosario hace unos años cuando una familia tomó el cuidado de tapar la pileta con lonas porque había un bebé en la casa pero “dejaron un balde fuera del cerco que se llenó con agua de lluvia y el chiquito murió ahogado”.
Por eso, es necesario ser conciente de algunos peligros que encierran las propias viviendas. “Dentro de las casas suele haber una cantidad de cosas que por estar mal colocados son una verdadera trampa, sobre todo para los extremos de la vida (niños y ancianos)”, agregó el médico pediatra en diálogo con Radio 2.
Aimo resaltó la importancia de la prevención de accidentes domésticos, que ni las carreras de medicina, de arquitectura o ingeniería tienen en cuenta en sus currículas. Sin embargo, entre 520 y 540 niños menores de un año mueren por día en el país a causa de incidentes en los hogares. “La principal causa es la caída de los chicos, por las madres que los dejan arriba del cambiador y el niño rola”, contó.
“El niño cuando va madurando va adquiriendo cierta capacidad de adquirir de algunas cuestiones, pero estos chicos dependen de los ambientes que los adultos creamos. No podemos informarle o capacitarle al niño sobre el peligro, hay que ofrecerle un medio ambiente lo más seguro posible. Tampoco que viva dentro de una campana, hay que dejarle la posibilidad de tropiezos leves”, agregó.


