Los 25 años de edad es el inicio de una crisis cerebral. Profundos cambios se suceden, se cambia de etapa, se deja atrás el cerebro inmaduro y se inicia una nueva senda hacia el declive.

A continuación, tres de estos cambios más importantes tras cumplir los 25 años (aproximadamente).

1. Vas más lento

La agilidad cognitiva empieza a ralentizarse, específicamente si nos referimos a la habilidad para identificar patrones. A principios de este año, los investigadores pidieron a los participantes entre edades comprendidas de 9 y 91 que jugaran juegos aparentemente aleatorios, como lanzamientos de monedas y dados.

Los resultados, publicados en la revista PLOS Computational Biology, muestran que después de los 25 la capacidad de identificar estos patrones comienza a disminuir. Esta desaceleración no es necesariamente negativa. La sabiduría no se basa en la velocidad, exclusivamente.

2. Planificás mejor

A pesar de tu agilidad cognitiva queda mermada, la corteza prefrontal está más formada, lo que se traduce en una mejor gestión de riesgos y capacidades para la planificación a largo plazo.

Es decir, tu cerebro es más maduro, porque, si bien las partes del cerebro que controlan funciones básicas como comer, dormir y respirar están más o menos formadas en el útero, la corteza prefrontal (la sede de la toma de decisiones ejecutivas) toma mucho más tiempo en desarrollarse.

3. Te volvés menos permeable

Es una obviedad sociológica, pero también ha sido constatado a nivel neurológico: con la edad, nos resulta más difícil cambiar, somos menos permeables, adoptamos posiciones más inquebrantables.

En 2006, un metaanálisis de 92 estudios de personalidad publicado en Psychological Bulletin mostró que nuestra apertura a otras personas e ideas tiende a desaparecer a medida que envejecemos. La razón no se entiende del todo, pero probablemente tiene que ver con el hecho de que una vez que has tenido muchas experiencias, te vuelves bastante seguro sobre lo que piensas y de lo que has visto.

Todo eso no significa que no podamos ser, a partir de los 25, más rápidos, mejores planificadores y más permeables. Solo que, estadísticamente, deberemos esforzarnos más para ser todo eso.

Fuente: xatakaciencia.com