¿Misión cumplida? Veamos: ganaba por dos goles a los 13 del primer tiempo y estaba a las puertas de una goleada histórica, pero se quedó sin nafta y antes del primer tiempo se lo empataron. Pero ojo: se llevó de un territorio difícil un punto importante en la lucha por la permanencia y de yapa le puso palos en la rueda al rival de siempre, que necesitaba la victoria para volver a la punta. Entonces, ¿es o no misión cumplida? Seguramente cada hincha lo medirá con su propia vara.

De color de rosa fue el inicio del clásico para el Canalla, que sin hacer demasiado se encontró ganando por dos goles. Fueron dos espasmos seguidos y tejidos en la cabeza de Jesús Méndez: primero, abriendo el camino para el gran centro de Gómez y el cabezazo de Gervasio; apenas después, para soltarla verticalmente a la medialuna, en donde estaba Castillejos, quien habilitó a Chitzoff para que le rompiera el arco a Peratta. Era demasiado bueno para ser real. Pero lo era.

Quizás, el peor pecado centralista haya sido no poner rápido los pies sobre la tierra para empezar a jugar con los nervios rojinegros. Porque un suspiro después, descuidaron a Achucarro y a Boghossián, quien capitalizó un centro del paraguayo y puso a los de Sensini en carrera. Antes de la igualdad, lo tuvo Zelaya pero increíblemente falló: al rato, Achucarro la empujó de taco y otra vez todo como al principio. Aquel maravilloso comienzo se había hecho trizas.

Con ese marcador se fue el partido, ya que en el segundo tiempo se neutralizaron el uno al otro. Queda flotando la sensación de que el punto le sienta mejor a los de Arroyito, que aún continúan fuera de la zona de promoción y lograron frustrar el nuevo arribo de Newell´s a la cima del Apertura. Pero nadie podrá olvidarse de que Central tuvo todas las condiciones para pegarle una cachetada histórica a su adversario de toda la vida. Se ha dicho: en cada cabeza auriazul habrá un análisis diferente.

La hinchada canalla aportó lo suyo

Fueron menos, es verdad, pero se hicieron sentir. Hubo una notable presencia canalla en el Coloso, con trapos, bombos y un aliento incesante. Quizás, el único punto negativo fue la presencia de algunos hinchas en lo alto del tejido alambrado, que provocó la postergación momentánea del clásico. También repudiable la actitud de quien tiró un cuchillo al área de Peratta. Pero no fueron todos, está clar: en su mayoría, la banda auriazul se dedicó a alentar y aportó lo suyo en el inolvidable espectáculo de cada derby.