La ley no lo es todo. La futura ministra de Educación, Elida Rasino, dejó en claro que la vuelta al sistema de primaria y secundaria que se viene no va a resolver ni por asomo la mayoría de los problemas en el área y apuntó de lleno a la cuestión social como un eje global sobre el cual trabajar. En ese marco, deslizó que uno de los objetivos de la gestión Binner será poner en marcha un verdadero plan de inclusión, haciendo un mejor aprovechamiento de los recursos que hoy se vuelcan para asistir la pobreza –incluso en Educación, por ejemplo a través de los comedores escolares– apuntando a que las familias sin trabajo reciban un “ingreso único” y, a la vez, sean acompañadas por el Estado para orientar un proceso de “reconstrucción de las redes” sociales.

Desde la designación misma de Rasino, que como su primera secretaria de Promoción Social fue parte fundamental en el diseño de las políticas sociales que Hermes Binner aplicó en Rosario, quedó claro que la idea del futuro gobierno provincial sobre lo que debe ocuparse Educación no se limita a contenidos y currículas. Una de las primeras medidas que tomó Binner en el área social municipal fue terminar con los comedores barriales comunitarios y llevar los alimentos a los hogares necesitados para que la comida volviera a ser un espacio de integración familiar. ¿Correrán igual suerte los comedores escolares?


Si bien la coyuntura –la inminencia del cambio de sistema a partir del fin de la ley federal– pone los temas estrictamente curriculares en el centro de la escena, para el mediano y largo plazo hay otras cuestiones en el horizonte además de la forma en que volverá a la primaria y la secundaria –tema en el que Rasino repitió que la apuesta será llegar a un consenso con los sectores docentes– y el inicio de clases, que la futura funcionaria estimó será el 8 de marzo.

“A partir de la ley federal y su impacto tremendo en la educación se ha focalizado mucho la preocupación en ese tema; y en realidad con la ley no vamos a resolver la mayoría de los problemas de la educación”, afirmó Rasino en diálogo con el programa Tempranísimo, de Radio 2.

Luego continuó: “La cuestión social no la resolvemos con una ley sino con medidas macroeconómicas, trabajo fuerte, integración de políticas públicas”. En ese marco, resaltó que es fundamental que “todos los niños y jóvenes estén dentro de la escuela, que los jóvenes que abandonaron la escolaridad tengan espacios de aprendizaje, para acercarse al conocimiento de diferentes maneras, que el docente tenga más descomprimida su vida académica de burocracia, papeleo. Hay muchas cosas que hacen a la profundidad del sistema educativo”.

Cuando fue consultada sobre qué va a pasar con los comedores escolares, fue que dio la primera pista sobre el plan de inclusión a más largo plazo que se viene: “Debemos hacer un gran esfuerzo por unificar todas las políticas sociales, intentar que las familias reciban un ingreso único. Si tenemos éxito en esta tarea es probable que no sea necesario tener comedores escolares”.

Si bien se preocupó en aclarar que la idea es empezar “procesos paulatinos”, es decir que nada se resolverá de un día para otro, enfatizó que el plan es “trabajar con la familia directamente”.

El marco de este proyecto es una certeza: si “la pobreza no es un problema estrictamente material” tampoco se va a resolver sólo volcando recursos materiales a la asistencia.

¿Cómo remediar el “quiebre social”, los problemas de “convivencia e inlusión”? “Este panorama nos dice que nosotros como sociedad, como gobierno, tenemos que hacer un esfuerzo para que las instituciones funcionen”, dijo Rasino en diálogo con Rosario3.com.

Para ello, el planteo es “unificar” los diferentes programas que superponen asistencia –en su mayoría nacionales– y realizar un “acompañamiento social a las familias”. “Reconstruir redes y orientar correctamente los recursos de asistencia tiene que tener impacto positivo”, se entusiasmó.