La audiencia pública por los problemas surgidos a raíz de la fiebre de la construcción tendrá su escenario en el Concejo el miércoles 18 a las diez de la mañana. Ese día, los vecinos damnificados, las empresas constructoras, diferentes cámaras que agrupan a los sectores de la construcción y funcionarios relacionados a la temática buscarán soluciones a la catarata de conflictos que se vienen sucediendo de la mano del boom de la edificación.

La iniciativa fue del concejal radical Jorge Boasso y tiene por finalidad analizar los problemas y daños sufridos por los vecinos linderos de las nuevas edificaciones.

En los últimos meses, es cada vez más frecuente la denuncia de rajaduras en las medianeras, abandono de restos de obra en las terrazas, inconvenientes para ingresar o egresar de la casa debido a la permanencia de mezcladoras de hormigón, ruidos molestos y también algunos sucesos que se han destacado por su gravedad, como por ejemplo, la caída de una gran viga en el patio de al lado de una obra en construcción o el caso de una vecina que vio como desde la obra lindera arrojaban una importante carga de hormigón líquido produciendo la destrucción de la pared medianera y el ingreso del material a su living comedor.

Para la audiencia pública, se espera la presencia de referentes de la construcción y del mercado inmobiliario (Asociación Empresarios de la Vivienda, Cámaras de la Construcción, Colegios de Ingenieros y Arquitectos, Cámaras Inmobiliarias, Maestros Mayores de Obras. También están invitados los responsables de las reparticiones municipales vinculadas al tema Planeamiento, Obras Particulares, Habilitación Junta Municipal de Defensa Civil y Oficina de Defensa del Consumidor.

En tanto, se cuenta con la concurrencia de representantes de la Secretaria de Estado de Trabajo y Promoción social y el Coordinador de higiene y Seguridad Laboral de la Provincia de Santa Fe y de Defensa del Consumidor, para avanzar en la búsqueda de reglas claras que favorezcan la construcción sin perjudicar a los vecinos.

Los fundamentos del encuentro

Las posibles alternativas para paliar el efecto negativo del crecimiento de la industria de la construcción en la ciudad se vienen analizando desde hace tiempo y por diversos sectores. Otro edil que esbozó un camino de solución fue el arista Carlos Comi, quien a través de la asociación civil La Comuna, reunió a los vecinos damnificados para que se conozcan y se expresen.

Varias reuniones se celebraron y como resultado, los vecinos que sufren el contraboom de la construcción, elaboraron un documento con sus planteos a la municipalidad, que seguramente será compartido en la audiencia pública del 18 de abril próximo.

En un escrito, los vecinos apuntaron a la ineficiencia del Reglamento de Edificaciones de la ciudad de Rosario porque “no se contemplarían medidas de prevención necesarias para evitar estos daños y perjuicios, que invariablemente se producen a consecuencia de las técnicas de demolición y construcción que están siendo empleadas”

Entre otras cuestiones, presentaron una serie de medidas, que, señalaron, deberían ser instrumentadas por la Municipalidad. Entre ellas, el relevo de todos los casos de la ciudad que padezcan este tipo de situaciones, la supervisión de la reparación inmediata de daños a las edificaciones linderas a obras en demolición / construcción y la intimación a los responsables de las obras de demolición y/o construcción para que se hagan cargo de esas reparaciones. Otras de las exigencias de los vecinos para con el municipio son la prevención de daños a propiedades privadas, reestructuración y resignificación de Obras Particulares y la salvaguarda de las propiedades con valor histórico, estético, cultural y /o tradicional.

Por su parte, el Ejecutivo, a través de la Secretaría de Planeamiento presentó un proyecto de modificación del Código Urbano, que busca ordenar el caos en que se ha convertido la ciudad por la proliferación de edificios sin una planificación. La iniciativa, que establece corredores donde se podrá construir en altura, áreas con límites y otras directamente de preservación donde no se podrán construir edificios, fue enviada al Concejo Municipal

El proyecto abarca dos zonas: el área central –limitada por Oroño, Pellegrini y el río– y lo que llama el área perimetral a la central, que se extiende hasta 27 de Febrero y Vera Mujica. Dentro de cada área se hace un ordenamiento que deriva en que haya algunos corredores – Pellegrini, Corrientes y Entre Ríos– donde quedaría permitida la edificación en altura.

En cambio, en otras zonas donde hay tradición de viviendas individuales, muchas con valor patrimonial, se tenderá a la prohibición total de la construcción en altura. Son los tramos definidos como de “preservación”. Una situación intermedia se dará en los tramos definidos como de “renovación”, donde hay construcciones de baja calidad arquitectónica. En esas zonas se permitirá el reemplazo de esas edificaciones por construcciones de hasta cinco pisos de altura.

También habrá tramos llamados “completamiento”, donde entre un edificio y otro se podrá completar el espacio con otra construcción de similar altura. En cuanto a la zona llamada “perimetral” –es decir entre Oroño y Vera Mujica y entre Pellegrini y el 27 de Febrero–, se repite la misma lógica y salvo en los corredores la altura límite Donde se pueda construir, será de cinco pisos.

Horario fijo para los ruidos molestos de la construcción

Otra medida antiboom fue la de establecer horarios para las molestias sobre las medianeras, que sólo pueden causarse de 8 a 13 y de 16 a 19. En tren de aliviarles el stress a los vecinos damnificados, el Concejo también aprobó una norma que obliga a las empresas a informar a los vecinos con antelación las características de la obra a ejecutar

La iniciativa, presentada por el concejal socialista Omar Saab, apunta a hacer lo más llevadero posible el vertiginoso ritmo de la construcción, a los vecinos más afectados de cada cuadra y por eso se instaba que las empresas consensúen con ellos los horarios más apropiados para los trabajos de carga sobre las medianeras o muros linderos existentes, que impliquen tanto roturas como anclajes en los mismos.

Sin embargo, la idea no fue bien recibida por los constructores quienes consideraron que los trabajos quedarían supeditados al arbitrio de los vecinos y en consecuencia se opusieron a la nueva ordenanza.

¿Qué sucederá el miércoles? ¿Habrá por fin algún tipo de acuerdo que garantice la calidad de vida de quienes habitan terrenos linderos a los de las obras de construcción? ¿Cómo harán las empresas para seguir elevando pisos al cielo sin alterar demasiado el ritmo de la ciudad? Seguramente el debate traerá nuevas ideas y la fiebre del pico y la pala encontrará paños fríos que bajarán la tensión que impera entre los vecinos.