La Justicia de Familia analiza el caso de un controvertido divorcio vincular en el que una mujer intenta formalizar el trámite acusando a su cónyuge, con quien tiene dos hijos, de violencia moral.

La historia hasta aquí no pasaría de ser un caso más de disolución del vínculo matrimonial, pero el problema que convierte esta separación –que podría ser de común acuerdo– en uno contencioso, es que el hombre no quiere abandonar la casa que habita junto a la familia.

Él y su esposa llevan 12 años de casados, ella es docente universitaria, ha cursado estudios de posgrado, es conferencista y cobra un sueldo de 5 mil pesos; él está desocupado, hace 2 años que no trabaja y vive del sustento que su mujer aporta a la casa.

Ahora, ella lo denunció por violencia moral; le pidió el divorcio y le exige que abandone el hogar matrimonial, a lo que él se niega, complicando no sólo el trámite de divorcio, iniciado por la cónyuge, sino también la situación de convivencia familiar que de por sí, ya está seriamente dañada. Entiende en el caso el Tribunal Colegiado de Familia donde ingresó la demanda.