Experimentos de punta a nivel internacional estarán a cargo de un consorcio dirigido por los países latinoamericanos. El investigador superior del Conicet y corresponsable de este proyecto, Osvaldo Civitarese, comentó que “los diez laboratorios subterráneos que existen en la actualidad están en el hemisferio norte, porque el desarrollo tecnológico y científico está concentrado allí, pero hoy asistimos a un momento extremadamente favorable en Sudamérica”.

Bertou agregó que de construirse el laboratorio subterráneo, los científicos de la región determinarán qué experimentos se desarrollarán allí. “Seguramente, contaríamos con el apoyo de un comité científico internacional de renombre, pero la decisión final la tendrá el consorcio de países latinoamericanos que participen de ANDES”, precisó.

Del proyecto participarán la Argentina, Chile, Brasil y México, si bien la concreción del primer laboratorio subterráneo del hemisferio sur cuenta con el apoyo y despierta el interés en científicos de todo el mundo, que también tendrán incumbencia en los experimentos, según se hace en los grandes proyectos a escala mundial.

Civitarese agregó que un proyecto así “pone a la región y al país en el mapa de la competencia científica internacional y, por otro lado, demuestra que desde esta parte del mundo también somos capaces de concretar estos emprendimientos”.

De la misma manera que equipos de investigación argentinos trabajan en la denominada Máquina de Dios, por ejemplo, también habrían científicos de Norteamérca, Japón y Europa colaborando bajo la cordillera de los Andes.

El diseño de los laboratorios aún no está definido, pero se supone que habrán varias cavernas interconectadas de distintos tamaños, según sea necesario ubicar tecnología de mayor o menor tamaño para cada uno de los experimentos y disciplinas científicas involucradas.

Las cavernas más pequeñas serán destinadas a los estudios de sismología, envejecimiento celular por radiación cósmica, geofísica, desarrollo de nanotecnología, en tanto que los más grandes contendrán grandes receptores para poder estudiar los neutrinos y la materia oscura del Universo.

Tras la aprobación de este proyecto por parte del consejo evaluador del ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, se estima que el laboratorio podrá comenzar a funcionar en ocho años. “Sería fabuloso para Latinoamérica, pero también para toda la comunidad científica internacional que haya un laboratorio subterráneo en la frontera de Argentina y Chile”, remarcó Xavier Bertou.

Otro de los objetivos será estudiar los neutrinos, que también atraviesan toda la materia y “de las partículas conocidas, es de la que menos se sabe”, mencionó el coordinador del proyecto ANDES. Por ello, los neutrinos representan unos de los principales focos de atención del mundo científico y para poder detectarlos se ubicarían grandes detectores en el laboratorio subterráneo, de hasta 30 metros de profundidad.

Bajo miles de metros de montaña, también se pueden efectuar estudios de desarrollo tecnológico. Por ejemplo, los chips de última generación son tan pequeños que un rayo cósmico puede dañarlos, por lo que los laboratorios subterráneos son un lugar ideal para poder analizarlos.

Asimismo, se abre la oportunidad para hacer investigaciones sobre calentamiento global, para saber si los rayos cósmicos producen condensación y participan o no de la formación de las nubes. Todos estos experimentos son de extrema precisión, por lo que no pueden hacerse en la corteza terrestre, a la merced de la radiación que viene desde el espacio o que se producen en las centrales radiactivas.

Por otra parte, bajo los Andes, también se pueden ejecutar proyectos sobre geofísica y sobre el envejecimiento celular que pueden ocasionar los rayos cósmicos.

Fuente: CTyS