Una red de relaciones virtuosas que involucra a la industria de máquinas herramientas y a la agrobiotecnología es el centro de una investigación publicada recientemente por FLACSO. Los investigadores se refieren, en primer lugar, a la visión convencional según la cual la industria tiene un nivel de innovación muy bajo, lo que está sustentado por el estancamiento de la productividad: en 2007 la productividad industrial fue sólo un 8% más alta que la de 1974 y la productividad total de los factores es hoy similar a la de 1980.

Sin embargo, subrayan, existen casos exitosos como los de la industria de maquinaria agrícola, particularmente de sembradoras, y de agrobiotecnología, actividades que crecieron en mercados muy competitivos nacionales e internacionales sobre la base de una alta capacidad de innovación.

Una de las principales conclusiones del estudio es que, contrastando con las visiones negras del rezago tecnológico, existen en el país precondiciones institucionales favorables para la innovación.

Como explicación de este fenómeno, los autores hacen hincapié en la diferente trayectoria del INTI y el INTA. Desde la década del 80, el INTI se orientó hacia la provisión de servicios tecnológicos con su actividad muy concentrada en Buenos Aires.

Por su parte, el INTA incrementó su descentralización creando los Centros Regionales y enfatizó la investigación con aplicación más directa en las actividades de producción, con fuerte articulación con las empresas y poniendo énfasis en la trasferencia de tecnología al sector privado.

En maquinaria agrícola, en los años 90 la producción de cosechadoras y tractores cayó, mientras que la de sembradoras y pulverizadoras siguió creciendo. Esto se debió a que los cambios en la producción agrícola, con la masiva adopción de una tecnología de procesos novedosa como la siembra directa, estimularon la producción de equipos de siembra.

En biotecnología agropecuaria, la política de los 90 debilitó el aporte estatal pero favoreció el ingreso de otros actores: las multinacionales que ofrecen paquetes tecnológicos. A esas se agregó un grupo relativamente reducido de firmas nacionales, de chicas a grandes, y extranjeras, mientras el sector público, a través del INTA, comenzó a desarrollar biotecnología para bienes diferenciados.

Tanto en maquinaria como en biotecnología existe una gran heterogeneidad de firmas, pero todos los segmentos trabajan para mantenerse competitivos mediante la innovación en tecnología de productos y de organización.

Para el enfoque estático de la innovación, ésta se inicia en el sector público o en grandes empresas y es absorbido por otros agentes a la que está dirigido. Sin embargo, según enfoques dinámicos, vinculados a las escuelas evolucionistas y shumpeterianas, la innovación surge de interacciones e intercambios abiertos a una permanente redefinición de relaciones entre agentes productivos e instituciones. Este punto de vista resalta la importancia de las redes regionales de innovación.

En el caso de las industrias estudiadas por los investigadores de FLACSO, la capacidad innovadora de las empresas está ligada a formas colaborativas de producción y de redes de búsqueda capaces de identificar actores que ya están resolviendo problemas y de superar limitaciones de recursos o de conocimientos para innovar.

En la industria de maquinaria agrícola, la intervención del INTI fue marginal y se concentró en la provisión de asesoramiento. Por el contrario, el INTA fue un interlocutor importante de los productores, involucrándose activamente en algunos procesos de diseño y co-desarrollo, aportando conocimientos propios y colaborando con la coordinación de agentes privados.

En el caso de la agrobiotecnología, la masa crítica del INTA fue aún mayor y la institución participó en varias experiencias colaborativas del sector privado, contribuyendo a integrar los diversos actores relevantes y alinear sus intereses. Por su parte, el INTI y el INTA acordaron hacer un trabajo conjunto para la innovación en maquinaria agrícola.